Yo también quiero cambiar el mundo y lo estoy intentando desde mi trinchera. Siempre he creído que la mejor forma de cambiar algo es haciendo y trabajando, no sólo diciéndolo, sobre todo en esta época donde creemos que hacemos mucho dándo un “click” o un “like” en redes sociales.
Desde pequeña, mis papás me enseñaron a seguir mis ideales y mis sueños, aunque a veces esto resultara difícil y tuviera que nadar “contra corriente” y aquí estoy, haciendo lo que me gusta y siendo lo que me gusta ser, no resultó imposible. Ahora que soy mamá me queda claro que mis acciones son la mejor educación y ejemplo para mi hija. Es la mejor herencia que uno les puede dejar a los hijos, serán sus mejores herramientas para seguir adelante. Al final de cuentas, si queremos mejorar nuestro mundo hay que dejar en él mejores habitantes.
Todas las personas buscamos transcender y sentirnos autorrealizadas, necesitamos cubrir esta necesidad con nuestras acciones o con nuestro trabajo. Supongo que así es como, hace casi 4 años, mi esposo, mi hija y yo decidimos crear una asociación: Actúa Verde A.C. donde proponemos un cambio hacia la sustentabilidad, no sólo del medio ambiente, sino de los aspectos económico y social.
De A.C. nace Casa Verde, un espacio donde apoyamos el comercio local y justo, donde creamos espacios culturales y de desarrollo humano, donde intentamos ser incluyentes. También, hace un par de meses creamos un proyecto que, desde hace mucho era un sueño y ahora es una realidad: Rural y Nativo, con el que se pretenden desarrollar proyectos productivos en zonas rurales y urbanas marginadas.
También en esta búsqueda, desde hace más de 12 años practico y doy clases de yoga, lo que me ha ayudado a llevar una vida más sana y ha fortalecido mi espíritu, ayudándome entendiendo que el camino hacia la felicidad está dentro de uno mismo y no en el exterior, que la generosidad es el camino a ella, que todos somos uno. Que mi vecino, la señora de la tiendita, el que pide limosna en el crucero, el empresario, tú, yo, mi hija, TODOS, estamos conectados de alguna manera. Si tú estás bien, yo estoy bien. Esto puede ser muy idealista pero, si no seguimos nuestros ideales y sueños, no se me ocurre qué más podríamos hacer para ser felices y hacer de este mundo uno mejor.
Si todos los días intentamos ser más conscientes de nuestras intenciones, palabras y acciones, seguramente esto hará un cambio sorprendente en nuestro entorno.