Por Amanda Castillo
Como madres tenemos la responsabilidad de prevenir desde la educación a los hijos e hijas sobre este tipo de violencia
Una de las formas más comunes de violencia es la del acoso callejero y aunque puede darse hacia ambos sexos, son las mujeres las principales víctimas. La transgresión que implica el acoso callejero tiene varias razones subyacentes: coarta nuestra libertad para andar por un espacio público, supone una inferioridad de la mujer respecto al agresor y cosifica a las mujeres.
Para muchas personas suele ser algo natural, incluso hay quienes piensan que las mujeres lo vemos como una especie de halago; sin embargo, según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh) al 71% de las mujeres dijo molestarse por “piropos” o frases de carácter sexual de las que fueron objeto en la vía pública.
Desafortunadamente por muchos años, los medios de comunicación han fomentado estás prácticas. Cuántas veces no hemos visto a la mujer atractiva caminando por la calle y a docenas de hombres ejerciendo un acoso, a veces tácito a veces no tanto, ya sea porque la chica huele bien o su cabello luce radiante, dando el mensaje erróneo de que le parecen aceptables e incluso halagadores este tipo de comportamientos.
Y no solamente a las mujeres, existe también publicidad en la que el acosado es el hombre (casi todos los comerciales de AXE) planteando el acoso callejero como una forma válida de conquista.
Además de normalizar este tipo de comportamiento se culpabiliza a las mujeres por ser objeto de acoso, responsabilizando por la forma de vestir, de caminar o incluso de comportarse.
Una mujer que viste con cierto atuendo y además es extrovertida se convierte en blanco fácil de hostigamiento y para muchas personas, la primera responsable de que esto le suceda. Igual sucede si por la razón que sea una mujer transita sola a cierta hora por algún espacio público, entonces será ella quien no cuide de sí misma porque “¿Qué anda haciendo sola a esa hora?”, culpando nuevamente a la mujer y no al agresor.
Las estrategias contra el acoso
Afortunadamente este tipo de violencia empieza a visibilizarse y ya existen campañas a nivel local, nacional e internacional en contra del acoso. Diversos organismos de la sociedad civil realizan marchas y producen material como el “Las Morras”, un grupo de mujeres que pasean por la Ciudad de México enfrentando a sus acosadores; lo ineteresante de este video es ver cómo en general los acosadores al verse confrontados toman una postura de temor frente las mujeres.
No es una conducta normal ni halagadora, es violencia y debemos empezar a verla como tal. Tampoco es una conducta inofensiva; el 24% de las coahuilenses dicen haber sido tocadas sin su consentimiento en la vía pública (Endireh 2011); es decir, el acoso callejero puede desencadenar en una agresión sexual.
¿Qué se puede hacer para acabar con esta práctica que transgrede la libertad de transitar por la calle o por cualquier espacio público?
Algunos organismos dicen que es posible enfrentar al agresor, algo parecido a lo que hacen “Las Morras”, siempre que nos sintamos seguras y lo hagamos frente a más gente.
Quienes somos madres tenemos también la oportunidad de prevenirlo desde la educación de nuestros hijos e hijas, y como sociedad en general mostrar cero tolerancia a este tipo de conductas sería un gran paso para que así, ninguna mujer sienta temor de caminar sola por la calle.