Aceptar la ayuda de nuestros hijos es una manera de capacitarlos hacia la autosuficiencia.
Hoy quisiera compartirte algunas situaciones que he observado y reflexionado como madre. Tan pronto pueden caminar, los niños desean imitarnos. Generalmente esas “ocurrencias” nos parecen tiernas o chistosas como la escena típica del niño limpiando con un trapo, igual que mamá. Pero ¿qué pasa cuando van creciendo? Pareciera que esas conductas genuinas se van perdiendo.
Uno de los roles que como madres sentimos es el de resolver o evitar situaciones de dolor o incomodidad a nuestros hijos y en el discurso que frecuentemente compartimos entre amigas está el de “deseo que mi hijo sea feliz”.
A partir de ahí comenzamos a meternos en problemas, pues cuando el ingenio se atora con los primeros berrinches (regularmente a partir de los 2 años) empezamos a experimentar frustración igual que ellos y eso parece estar muy lejano de “ser feliz”.
Me pareció importante hablar del cómo nosotras podemos aprender a disfrutar de nuestro rol de madres, incluso cuando la situación pareciera ser nuestro peor momento.
La naturaleza de los niños
Los niños verdaderamente quieren ayudar y está en nosotros aprender a solicitar esa ayuda de manera firme y amable, cada vez que sea necesaria. Imagina la escena: tu hijo no quiere caminar y te pide que lo cargues, pero llevas las manos ocupadas. En ese momento pregúntale: “¿cómo te gustaría ayudarme? ¿Te llevas una bolsa o me das la mano para caminar más a prisa?” Te vas a sorprender de la disponibilidad que mostrará el niño para apoyarte.
¿Por qué sucede esto? Porque todos los seres humanos deseamos sentirnos útiles. Por eso (a veces sin darnos cuenta) estamos muy ocupadas haciendo mil cosas por los demás reforzando así nuestro sentido de importancia.
Ahora bien, si este sentido de importancia lo trasladas a las rutinas diarias del hogar podrás tener un pequeño colaborador encargado de recoger basura, juguetes, acomodar zapatos o arreglar la mesa. Así todos estarán contribuyendo con el orden y la armonía del hogar y tu rol de importancia se convertirá en el de una madre que capacita a su hijo hacia la autosuficiencia.
Las mamás podemos ir más allá de lo que aprendimos como hijas gracias a la velocidad con la que viaja la información. Deseo que tus hijos sigan siendo tu inspiración para que cada día fortalezcas tu creatividad y con ello tu amor por descubrir el mundo con otros ojos. N
LAURA CARRILLO
Mamá de 2 hijos, egresada de la carrera de Psicología UDLAP, Educadora Certificada en Disciplina Positiva para Padres y en el Salón de Clases por la Positive Discipline Association. Psicóloga del Centro Integral de Maternidad del Hospital Universitario de Saltillo. Cofundadora de Matatena A.C. www.vivedp.com