Por Valeria González
Soy del 79, y muchos de mis amigos son del 77 más o menos. Crecimos con Guns´n Roses y aunque fue una gran banda de rock, aún tengo amigos que piensan que después de ellos no ha salido nada tan bueno en la industria de la música, como aquella legendaria banda. Cada quien sus gustos. Una tarde, mi esposo y sus amigos estaban hablando sobre esto y él les explicaba su punto de vista. Para él, también hay música buenísima hoy en día, sobre todo porque ahora cualquiera con una computadora y equipo básico puede grabarse y subirlo a la red, entonces hay de todo y dentro de todo eso de verdad que uno encuentra verdaderas joyas musicales. Mi esposo explicó su punto de vista de una manera tan profunda y tan especial que no quería dejar de compartirlo.
Varios en aquella reunión argumentaban que ya habían escuchado demasiada música nueva y que no, que definitivamente no les gustaba nada más, que Guns era hasta ahora lo mejor y punto. La respuesta de Pepe fue: “Claro que no te va a gustar nada de lo nuevo, porque lo estás escuchando queriendo escuchar la música de Guns´n Roses ahí, y definitivamente no la vas encontrar… entiendo que no te guste”.
Al escuchar esas palabras, aunque fueran sobre un tema tan simple como la música, mi mente no podía dejar de pensar que eso tenía una profundidad impresionante si lo contextualizas a otras cosas de la vida.
Viviendo en el pasado
Siempre estamos trayendo el pasado al presente e impedimos que éste nos sorprenda con enseñanzas y cosas nuevas. Estamos como los caballos con los blinkers o cegueras que les impiden ver todo el panorama. Lo importante aquí es nuestra percepción, vemos solo aquello a lo que le damos valor, y por valor me refiero no a valioso en sí, sino a aquellas creencias que para cada quien tienen el grado de verdad absoluta. Estas creencias se forjaron en nuestro pasado y como nuestro ego siempre quiere tener razón… pues concedido, se te presentan cosas en la vida, situaciones, personas que en tu percepción confirman tu creencia, confirman que tienes razón en creer eso.
¿Quién no tiene amigas que guardan un profundo odio o resentimiento hacia los hombres… y curiosamente siempre se topan con hombres que parecen despreciables? Así es, así funciona el ego.
La cuestión aquí es atrevernos a soltar el pasado y decir con el corazón abierto: “La verdad es que no sé nada, pero estoy dispuesta a ver las cosas de otra manera.” Y es ahí, en donde te abres al campo cuántico de posibilidades para poder experimentar este mundo de una manera completamente diferente. Y se aplica a cualquier cosa.
Al decir no sé quién soy, puedo soltar mi creencia en el pasado de que “a mi no me gusta el ejercicio”, “soy súper indisciplinada”, “yo soy una persona súper impuntual”, “a mí me encanta la comida chatarra”, “yo soy de mecha corta”, “cuando alguien me hace algo, jamás perdono”, todas las características que crees que te definen forman parte de tu pasado y el pasado ya pasó.
Es necesario redefinirse
Lo mismo aplica con características que consideramos positivas como “es que yo soy súper puntual” y ahí andas como leona enjaulada cuando hay tráfico y te impide llegar a tiempo a alguna reunión y maldices a cualquier cristiano que se pase por tu camino, incluyendo a los que van en el coche contigo.
Hoy nada te define, elije tener un cuaderno en blanco donde puedas ir imprimiendo solo aquello que te da paz, porque nada es bueno o malo, pero ¿te da paz? Y todos los días tienes una hoja en blanco, recuerda… Nada te define, puedes ser lo que decidas ser ahora.
Cuando dices “no sé qué es lo mejor para mis hijos”, ese es un tema que abordaré con más detalle en la siguiente ocasión.
Por lo pronto ¡a vivir en el presente!