Por Laura Prieto
“¡No es no y no te vas a tatuar!”
El estudio de tatuajes es un espacio de reflexión. Con cada tatuaje conozco historias, gente y entre tinta y tinta pienso, analizo, critico, opino acerca del tema que trae mi cliente para su tatuaje. Tal como me pasó ayer. Llegaron un par de hermanos que rondaban los cuarenta para que los ayudara con los diseños de sus primeros tatuajes. Mientras veíamos dibujos y les explicaba el proceso, uno de ellos me dijo que desde hace mucho tiempo querían hacérselos, pero que no lo habían hecho por su mamá. Que incluso ese día, al salir de casa, ya en la calle, su madre les gritó: “¡No se vayan a tatuar!“.
Como ellos, muchos clientes: un señor jubilado que se tatuó hasta que su mamá murió, una recién casada que esperó hasta irse de casa para tatuarse unas flores, un padre de familia que siguió las instrucciones de su madre y se tatuó hasta que logró darles estudios profesionales a todos sus hijos “para que no tuvieran nada que reclamarle“. ¿Qué es ese sentimiento tan intenso hacia la madre? ¿Es respeto? ¿Es amor? ¿Es temor reverencial? Porque, les garantizo que más del 50% de mis clientes postergan sus tatuajes por alguna razón maternal. Los ocultan tatuándose en áreas fáciles de esconder, muchos de ellos, se hacen el primer tatuaje, con algún significado alusivo a su madre, para que el regaño sea más ligero, pues dicen “la mamá, es la mamá”.
Pidiendo permiso
Pero ésto, pasa en muchas decisiones importantes de nuestras vidas, consultamos a la mamá para todo, hasta en asuntos menos importantes. Ahí está nuestra madre siempre para dar su opinión, a veces distinta a la nuestra, pero vaya que su palabra tiene peso. En el inicio de nuestras vidas, cuando estábamos recién nacidos, nuestro instinto nos dictaba que la supervivencia dependía de nuestra madre. Crecimos y ella nos guiaba, todo le preguntábamos y todo nos resolvía.
Creo que es por esto que, en la adultez, cuando dudamos de nosotros mismos, regresamos a aclarar esas dudas al seno familiar. Es así que la mamá es la mamá y la amamos, respetamos, tememos, valoramos y escuchamos hasta el fin de nuestros días aun cuando nos dice que “No es no y no te vas a tatuar“. Hasta que felizmente llegamos a alguna negociación o nos resignamos a pedir perdón en vez de permiso y elegimos con su ayuda algún diseño bonito, donde no se vea o algo que la contente. Al final sucede que algunas madres que prohibían a sus hijos tatuarse, son las que acaban cuidando al recién tatuado, poniéndole pomada, recordándole la dieta y restricciones para una buena cicatrización del tan discutido tatuaje. Y ustedes ¿ya se tatuaron?, ¿le pidieron permiso a su mamá?, ¿los regañó? Esta es la pregunta del millón: ¿dejarás que tus hijos se tatúen? Porque yo, no.
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Primero que nada te felicito en verdad por lo que eres, eres admirable!
Tienes mucha razón en todo lo que dices, la cultura que tenemos nos hace como restringirnos de ciertas cosas por nuestras madres por respeto más que nada pienso yo, y también por miedo a la chancla ja.
Igual y tampoco la dejaré tatuarse pero también creo que le terminaré poniendo la pomadita Jaja ??
Jajaja mi mamá solo me dijo expresidiaria jajaja nada mas ? pero de igual manera tenia ganas desde soltera y no me tatue hasta ser casada y con hija jejeje... Y dejaria q mi hija se tatuara mientras ella pueda mantenerse jajaja