Por Elizabeth García
Todos tenemos que aprender a vivir con nuestras debilidades.
Nunca he batallado con mi peso. Me encanta comer saludable, disfruto planear mi menú diario y encontrar comidas balanceadas y deliciosas. Desde hace muchos años, cuidar mi alimentación se convirtió en mi estilo de vida y eventualmente en mi profesión. Siempre he hecho ejercicio, pero hace más de un año comencé con dolores intensos en mi cuello, que me impedían ejercitarme y dormir bien. Eventualmente encontraron que mi problema es que tengo dos costillas de más. El primer doctor que vi me dijo que la única solución era operarme, pero sospecho que solo quería presumirlo en su grupo de Whatsapp. Así que busqué segundas opiniones y di con el Dr. Torre y con su equipo, quienes concluyeron que sería posible resolver el problema con terapia.
Sabía que podía hacerlo, aunque no sabía cuánto me iba a tardar, ni cuánto me iba a costar. “Naciste con ellas y con ellas vas a vivir”, me dije a mi misma. Iba a tener que aprender a confiar en mi cuerpo para sanar. Me di cuenta que unas costillas de más son muy parecidas al sobrepeso. Con esta experiencia, entendí claramente que nuestro cuerpo es un todo, y que el cambio tiene que volverse parte de nuestras vidas. Aunque probablemente no va a desaparecer (como en mi caso), nosotros somos los que vamos a cambiar. Vamos a ser más fuertes, a conocernos más y vamos a aprender a controlar esas debilidades, viendo cómo nos afectan y cómo reaccionamos ante ellas. Con disciplina, paciencia y creatividad, estas debilidades se pueden volver nuestras fortalezas.
Las costillas me obligaron a observar pacientemente cómo mi cuerpo reaccionaba a la terapia día con día. Lo mismo pasa en una dieta. En mi caso, había que estar consciente de mi postura en todo momento, y analizar cada movimiento. El tratamiento en ocasiones se volvió rutinario y muchas veces doloroso, pero tenía que seguir avanzando: no podía ignorarlas, porque no podía vivir con ese dolor. El sobrepeso no suele causar dolor físico, y hasta cierto punto se puede ignorar. Incluso te puedes acostumbrar a vivir con esos kilos demás. Yo me había acostumbrado a vivir con el dolor de mis costillas. Puedes vivir mucho tiempo así, pero no quiere decir que está bien hacerlo. Ignorar el sobrepeso seria como ignorar una enfermedad, o ignorar el dolor. Es igual de peligroso.
Yo tuve que cambiar mi postura, mi manera caminar y de sentarme, incluso mi posición al dormir. Tuve que cambiar mi rutina de ejercicio, y aprendí a escuchar a mi cuerpo. A estar presente y consciente de él en todo momento. Estoy convencida que para que cualquier cambio que necesitemos hacer sea real y duradero, ya sea bajar de peso o prevenir una enfermedad, tenemos que hacerlos parte de nuestra rutina diaria. Si quieres bajar de peso, primero tienes que buscar una dieta que se acople a tu estilo de vida, que te ayude a conocer y controlar tus debilidades, antojos o ansiedades. Que busque opciones saludables y no restricciones, porque así te ayudará a controlarte, te enseñara alternativas y te dará herramientas no sólo para bajar, si no para mantenerte en tu peso ideal. Por más difícil que sea un proceso de cambio, hay que aprender a disfrutarlo. Y si además te da bienestar en tu día a día, energía, felicidad y salud, de seguro se volverá parte de tu vida. Eso es lo que hizo la terapia conmigo; cada día, cada semana, estaba atenta a las sensaciones de todo mi cuerpo, y vi cómo evolucionaba y respondía a mis pequeños grandes esfuerzos.
Mis costillas extra, que al principio me atormentaban día y noche, ahora son parte de mí. Aprendí a quererlas, pero sobretodo aprendí a vivir con ellas, y creo que ahí está el secreto. Todos tenemos que aprender a vivir con nuestras debilidades. Y así, con un poco de paciencia y disciplina, los cambios se volverán nuestra normalidad, y nuestras limitaciones nuestros mejores aliados.
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