Por Karina Pérez Cortés
Demos un repaso por lo que es un Tratado de Libre Comercio. Un tratado de libre comercio es el acuerdo comercial regional entre dos o más países que busca expandir el mercado de bienes y servicios entre los países firmantes de dicho acuerdo. Este tipo de tratados son regulados y se rigen bajo las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) para garantizar la justicia y equidad del contenido de dichos acuerdos, además de dar la oportunidad de acuerdos privados entre los países participantes.
Hay dos tipos de tratados, los que solo pretenden tener un alcance económico y los que buscan integrar económica, social y políticamente una región, como es el caso de la Unión Europea y Mercosur por mencionar solo algunas.
La historia nos dice que el primer Tratado de Libre Comercio del que se tenga conocimiento fue firmado en 1891, entre Francia y Gran Bretaña, también conocido como el Tratado Cobden-Chevalier, que introduce la cláusula de “La Nación más favorecida”. ¿Qué quiere decir esto? Que cuando una nación se ve favorecida al recibir mejor tratamiento, este se hará extensivo a todos los demás países integrantes del Tratado.
Los objetivos de un Tratado de Libre Comercio son alentar el comercio entre naciones y facilitar la circulación de bienes y servicios entre ellos, fortalecer la competencia leal en la región que implementó el tratado, promover la inversión, fomentar la cooperación entre países para la mejora y crecimiento de las naciones participantes.
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte, conocido por nosotros como TLC, aunque en los últimos tiempos lo vemos escrito comúnmente como NAFTA, por sus siglas en inglés (North American Free Trade Agreement), fue un acuerdo regional entre los gobiernos de Canadá, Estados Unidos y México para crear una zona de libre comercio, con tarifas arancelarias preferentes para dejar de verse como competencia y entrar a una era de fortalecimiento siendo socios comerciales.
El 5 de febrero de 1991 inician las negociaciones del TLC para ser firmado finalmente el 17 de diciembre de 1992 por el primer ministro canadiense Brian Mulroney, el presidente mexicano Carlos Salinas de Gortari y el presidente estadounidense. Entró en vigencia el 1 de Enero de 1994, cuando se cumplió el procedimiento de ratificación por parte del poder legislativo de cada país firmante.
El TLC nació y se ha desarrollado en medio de diferentes protestas y desacuerdos de diferentes sectores que aseguran que el tratado ha debilitado la industria nacional y ha llenado de problemas a México convirtiéndolo en esclavo comercial de Estados Unidos, no pudiendo afrontar los desafíos que representaba dicho Tratado frente a dos naciones económicamente fuertes como Estados Unidos y Canadá. Otros han afirmado que fue una buena estrategia para enfrentar la avasallante competencia con China y la Comunidad Europea.
Lo cierto de todo esto, es que el país menos favorecido en este acuerdo ha sido México. La disparidad en la moneda, el tipo de cambio, la poca infraestructura tecnológica, el ingreso de productos agrícolas provenientes de EEUU, el uso y abuso de la mano de obra barata mexicana ya que muchas compañías han preferido instalar sus ensambladoras o fábricas en nuestro país, siendo ellos los que han obtenido los mayores beneficios comerciales y económicos.
Desde su campaña, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que buscaría la renegociación del Tratado con México y que de no lograr un acuerdo satisfactorio su gobierno se retiraría del mismo. Trump asegura que en los últimos 15 años 60,000 fábricas han cerrado y se han perdido casi 5 millones de empleos, “la globalización acabó con la clase media”, dijo el entonces candidato republicano en un mitin de su campaña.
Trump, ya como presidente, ha iniciado pláticas y hecho algunos movimientos respecto a este tema, en especial con el Primer Ministro canadiense. El Presidente Peña por su parte ha anunciado también el inicio de acuerdos comerciales con otros países. Esta historia apenas comienza y deberíamos seguirla con atención.