Tu vida, tu mundo

tu mundo tu vida
Por Dona Wiseman

“Hoy sé que no hay nada imposible,
anoche supe la verdad.
Creí a mi alma inservible,
pero era cansancio vulgar nada más.”
-Silvio Rodríguez

El día que oí esta letra de Silvio Rodríguez entendí algo que no había podido poner en palabras precisas, de esas claras que me gustan a mí. He atendido a muchas personas en consulta que dicen sentirse mal (deprimidas, tristes, desesperanzadas, inútiles, enojadas…). Buscan un diagnóstico, un por qué, unos culpables. Piensan con frecuencia que algo han hecho mal, y que de alguna manera son merecedoras de un castigo, o cuando menos que no merecen sentirse felices y satisfechas en la vida. En pocas ocasiones puedo yo, desde mi criterio personal, considerar que estas personas han hecho algo mal, o que estén mal.

Con frecuencia yo misma he tenido que observar mi sentir, especialmente en esos días en que mirarme al espejo arroja un gesto de disgusto, una reacción desaprobatoria, hasta rechazo. Lo hemos experimentado, ¿no? En esos momentos yo te invito a mirar con detenimiento lo que está sucediendo en ese momento en tu vida. ¿Aceptaste demasiado trabajo? ¿No pudiste decir “no” cuando correspondía? ¿No has podido darte tiempo para atender tus necesidades? ¿Sabes cuáles son tus necesidades? ¿No has logrado pedir lo que requieres?

Con frecuencia los comentarios de otros sobre nosotros y nuestra vida llegan a tener un peso excesivo dentro de la manera en que nos miramos. Las amigas, los papás, los hijos, la pareja, la sociedad, la moda. ¿Cuántas veces nos detenemos a realmente considerar lo que nosotras mismas consideramos adecuado para nuestras vidas? Debes medir tanto, pesar tanto, vestirte de una manera adecuada a la edad y la moda, comportarte de manera aceptable. Se debe desayunar comidas específicas, comer otras y cenar otras. Y, ¿qué sucede si deseo comer hot cakes a mediodía?
Hay mujeres que no desean ser madres. ¡Ay, qué fuerte! Mejores cosas más sencillas de aceptar. Hay mujeres que no usan maquillaje. Que prefieren no usar vestidos y faldas. Que no usan tacones. Que usan lenguaje fuerte. Que viven sin pareja. Que no dependen de un hombre. Que tienen doctorados. Que han dedicado su vida al estudio, a los negocios, al trabajo. Que viven solas – solas, sin padres, hermanos, hijos ni marido. Que comen – comida de a de veras. Que no usan sostén. Que amamantan a sus hijos 2 años. Que paren en casa. Que deciden ser madres solteras.

Pero, tristemente, hay mujeres que no deciden, que no han podido decidir, que no determinan lo que desean en la vida, en su vida. Su lucha interna provoca la sensación que reporta Silvio. O bien, se puede resolver con una frase que se adjudica a Freud:

“Antes de auto-diagnosticarte con depresión o baja autoestima, asegúrate primero de no estar rodeado de gente estúpida.”

Una frase de Elizabeth Gilbert dice, “Las mujeres que amo y admiro por su fortaleza y gracia no llegaron a ser así porque las cosas funcionaron. Llegaron a ser quienes son porque las cosas no salieron bien, y se encargaron. Se encargaron de mil distintas maneras en mil distintos días, pero se encargaron.

Yo digo, “Está bien. Está bien y estás bien. Decide. Date cuenta. Haz lo que tú necesitas. Encárgate. Vive.” Para hacer eso tendrás que tomar algo de tiempo para mirar tu vida. Te recomiendo que tomes ese tiempo y que te hagas acompañar por un cuaderno. Contempla. Observa. Escribe. Decide.

Y si requieres que alguien te acompañe, busca a otra mujer que sabe encargarse.

Dona Wiseman

Psicoterapeuta, poeta, traductora y actriz. Maestra de inglés por casualidad del destino. Poeta como resultado del proceso personal que libera al ser. Madre de 4, abuela de 5. La vida sigue.

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