Por Karina Pérez Cortés
En marzo de 1908 en una marcha sin precedentes, más de 15,000 personas salieron a las calles de Nueva York a exigir mejores condiciones laborales para las mujeres, derecho al voto y en general el reclamo por una vida digna e igualitaria en la sociedad.
El 28 de febrero de 1909 el partido socialista de los Estados Unidos celebró el primer “Día Nacional de la mujer” mientras en Copenhague de forma paralela se instituye el “Día de la mujer” que abogaba por los derechos femeninos y el reconocimiento del voto universal. A raíz de esta reunión en la que participaron 17 países y más de 100 mujeres se hizo una celebración para conmemorar este avance sin fijar ninguna fecha de forma oficial.
El 25 de marzo de 1911 se produjo un incendio en una fábrica de Nueva York que tuvo como saldo la muerte de más de 140 trabajadores, la mayoría de ellos, mujeres. Así que este día nació siendo el “Día de la Mujer Obrera” para posteriormente convertirse en el día de todas las mujeres.
No fue sino hasta el 8 de marzo de 1977 cuando la Asamblea General de Las Naciones Unidas (ONU) proclamó el Día Internacional Por Los Derechos De La Mujer.
En el inter de todos estos acontecimientos el 20 de diciembre de 1952, la Asamblea General de las Naciones Unidas se pronuncia a favor de las Convención sobre los derechos políticos de la mujer para ser finalmente adoptada el 31 de marzo de 1953. Dicha Convención se proponía unificar los derechos políticos de las mujeres puesto que no en todos los países se les habían reconocido la libertad política plena, antes de adoptarse la convención, por ejemplo, no eran ni 100 países en todo el mundo los que habían reconocido el voto femenino.
Cuando hablamos del sufragio femenino, no sólo nos referimos al derecho de las mujeres a acudir a una urna a llenar una papeleta, esto va mucho más allá de un derecho constitucional a votar, sino que implica también el derecho a contender por cargos públicos de elección popular, es decir, votar y ser votado. La legislación internacional reconoció el voto femenino a través de la Comisión de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas. En 1948 las Naciones Unidas aprueban las Declaración Universal de los Derechos Humanos en cuyo artículo 21 consagra el derecho que toda persona tiene a participar en el gobierno de su país de manera directa o mediante representantes libremente elegidos.
El 7 de julio de 1952, basándose en dicho artículo, la convención sobre los derechos políticos de la mujer consagra en su artículo primero que: “Las mujeres tendrán derecho a votar en todas las elecciones en igualdad de condiciones con los hombres, sin discriminación alguna.”
En Europa fue en Finlandia la primera vez que las mujeres pudieron ejercer su derecho a votar, mientras que en América fue en Uruguay en el año 1927.
En México el 17 de febrero de 1947 durante el gobierno de Miguel Alemán se publicó la reforma del artículo 115 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la cual les otorgaba a las mujeres el derecho a votar, pero solo en elecciones municipales. No fue sino hasta la era de Adolfo Ruíz Cortines donde el presidente presenta la iniciativa al congreso y en 1953 finalmente nos es reconocido este derecho. El 3 de julio de 1955 fue la primera vez que la mujer mexicana ejerció su derecho a votar.
El año de 1960 Sirimavo Ratwatte Dias Bandaranaike de Sri Lanka, se convierte en la primera mujer en el mundo en asumir el cargo de primer ministro de un país.
Como hemos visto el camino no ha sido nada fácil, miles de mujeres a lo largo de muchos años han peleado por nuestros derechos, sobrepasaron cada obstáculo, toleraron la marginación y la discriminación, la única forma de honrarlas es ejerciendo nuestros derechos políticos, se ciudadana activa en la vida política de nuestro país y no sólo un simple espectador. Sal, vota, decide, manifiéstate, infórmate, que el esfuerzo de las mujeres que nos antecedieron no sea en vano, se agente de cambio por las mujeres de ahora y por las generaciones que vendrán.
¡Feliz Día de la Mujer!