Por Laura Prieto
Frases inspiradoras, versículos de la Biblia, nombres, flores que terminan en alguna frase, los tatuajes de textos son muy solicitados en mi estudio. Casi todos aplicados con alguna tipografía de internet o con letras diseñadas por mí, palabras decoradas, dibujos que en su interior llevan enunciados, pero también, hay escrituras hechas por el puño y letra de alguien, cartas, recados entregados de manera póstuma, dedicatorias, firmas de personas que siguen aquí o de alguien ya se fue. Estos tatuajes, siempre me maravillan y me hacen agradecer haber elegido este oficio.
Hace unos meses, me contactó una chica, Regina, quería hacerse un tatuaje y sería muy especial, era un texto. Por semanas nuestros tiempos no se acomodaron, pero al fin programamos una cita y era hermoso, traía consigo un libro con una dedicatoria muy especial: “No se te olvide que te quiero y que eres el pedazo de cielo que Dios nos envió a tu abuela y a mí. Tu abuelo Paco.” Su tatuaje es uno de los que he hecho que considero más especiales. Ella lleva en su piel una parte de alguien que amaba y que ya se fue. Cada trazo es una parte de la personalidad de su abuelo, cada palabra lleva una intención, todo el escrito, va cargado de amor, es algo muy bello. Para mí fue un honor tatuarlo, un reto y una gran responsabilidad igualar el trazo, quedaron excelentes resultados, mi clienta feliz y yo también, durante muchos días pensé en ese tatuaje.
Ella lleva en su piel una parte de alguien que amaba y que ya se fue.
La escritura es como el caminar, nadie camina igual que otro, y nadie escribe igual que alguien más. Desde nuestra temprana infancia, comenzamos a aprender trazos, a dominar la mano, pasamos años aprendiendo a escribir. Cuando al fin lo dominamos, empezamos a ponerle nuestra personalidad a la letra, con trazos diferentes, inclinaciones, puntos, adornos. Le añadimos gustos y toques personales a nuestra manera de escribir, podemos plasmar felicidad, enojo, tristeza y reflejarlo en el trazo, en la presión que dejamos en el papel, en la perfección o imperfección de las líneas. Escribir es la extensión de nuestra mente, es una parte muy importante de nosotros, somos nosotros, ahí, en el papel, nuestra escritura está ahí, con nosotros, toda la vida.
Al hacer ese tatuaje pensaba en lo que el abuelo sentía por su nieta, en su intención. Me puedo imaginar la historia de principio a fin. Cómo el abuelo compró un libro para su niña y cómo le escribió este poderoso mensaje de amor. Cada palabra salía de su corazón, imagino el momento, en que la nieta lo lee y la seguridad que le han dado estas palabras durante su vida. Ahora las lleva en su piel, para mí es algo mágico, es estar conectado para siempre con quien ya no puedes tocar, pero puedes sentir que sigue ahí, por sus recuerdos y la esencia que dejó en tu vida.
Y tú, ¿tienes algún escrito especial? Desde tarjetas de cumpleaños hasta correspondencia, recordemos que cada palabra escrita, fue en su momento un pensamiento de alguien, y lo dedicó a ti.