Por Champaca Treviño
Fuerte, líder, creativa, auténtica, confiable, decidida, emprendedora y creadora de nuevas historias.
Cuántas veces nos hemos topado con la pregunta: Mamá, ¿en qué trabajas?, ¿te gusta lo que haces?, ¿me enseñas?, ¿puedo ayudarte?
Cada momento de nuestras vidas somos un reflejo y más en nuestro propio círculo de vida. Como madres, influimos de una manera enorme en la actitud de nuestros hijos al intentar, aprender, realizar, tener errores para de nuevo intentar y aprender. No te sorprendas si al momento de realizar tus actividades en el día a día, en tu equilibrio empresarial y familiar, tus hijos sienten esa misma chispa por crear cosas y emprender, está en tus manos, ser ese vínculo de inspiración, para que crezcan con el espíritu emprendedor que tu tanto disfrutas.
Actualmente, escuchamos tantas historias de los millennials sobre si son o no una generación impaciente, difíciles de entender en sus necesidades y objetivos, todo esto me hace pensar en la importancia de crear cambios, de formar una nueva generación de empresarios con historia, arraigo, tradición, valores, amor a lo que hacen y sobre todo con inteligencia emocional que les permita tener tolerancia a la frustración, para que tengan ese valor de intentar una y mil veces las cosas, sin sentirse emocionalmente derrotados, sino al contrario, satisfechos de estar creando nuevas posibilidades.
Hace 2 años, cuando mi hijo tenía 5, empezó con la inquietud de querer emprender, le vi con gran orgullo esa chispa de tratar de entender lo que le gustaba, lo que quería hacer y me dijo, “¡Mamá quiero pintar y vender mis cuadros, ayúdame!”
En ese momento sentí una gran responsabilidad, y la duda de ayudarlo o no. Estaba muy pequeño, hasta que entendí que eran mis propios miedos, ya que no era algo forzado por mí, era algo natural en él y necesitaba de mi confianza en permitirle vivir esas nuevas experiencias y lo logró. Vendió con amigos, familiares, conocidos y desconocidos “su arte”, para él fue divertido y emocionante, el año pasado quiso intentarlo de nuevo, ahora de una manera más formal, con un producto creado por el, con una marca, un slogan, preguntándole a sus amigos gustos y necesidades. Todo empezó como un juego y para mí fue tan emotivo ver en él esa chispa que lleva a todo lo demás, hoy continua con su “empresa” Tortuyeli.
Toda vida empresarial tiene sus sacrificios y sus bondades, al final de un día de trabajo, es muy grato darte cuenta que el valor de esas enseñanzas que le das a tus hijos, mientras te ven construir tu empresa, tu futuro, tu legado, no tienen precio.
Ayúdales a tener la certeza de que pueden hacer algo grande, que no se sientan incómodos con sus ideas o sueños, permíteles dar rienda suelta a su creatividad sin ataduras, enséñales a que tengan un impacto positivo en su entorno, en la comunidad, que busquen siempre aprender más, que ninguna idea es loca, que emprender no sea solo por dinero sino por trascender, exprésales que todos merecemos las mismas oportunidades, sé su fuente de inspiración. Enséñale a construir en equipo, a lograr paso a paso sus metas, a tomar riesgos y solucionar problemas, todo en una actitud positiva ante posibles fracasos, se trata de moldear su comportamiento.
Guíalos en analizar cómo y para qué hacer mejor las cosas, de los niños surgen grandes ideas, creativas y alegres, pensar fuera de la caja. Foméntales su espíritu emprendedor, es una tarea diaria.
¿Qué temas puedes enseñarles?
- A aprender jugando y disfrutar lo que hace.
- Ética y el valor de servir.
- Desarrollo de sus ideas.
- Educación financiera, el cuidado de sus ahorros.
- Hábito de lectura.
- Aprendiendo a vender de manera creativa.
Conforme vayan teniendo una mayor edad y gusto por aprender, apóyalo en madurar su idea de negocio.
Proyéctate feliz en sus proyectos, enfócate en tus prioridades y disfruta lo que haces, recuerda que ejerces una gran influencia en tu entorno, que una de tus metas, sea repercutir positivamente en las futuras generaciones de empresarios.
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Me encanto, gracias por compartir
Muy orgullosa de ti Champaca Treviño