Tomarnos unos minutos para concentrarnos en nosotras, en nuestro cuerpo, nos ayudará muchísimo en esos días incómodos.
Paulina de la Mora y Brenda Cristán
Cuando la mujer tiene su periodo de menstruación hay una revolución dentro de su cuerpo ya que se experimentan muchos cambios. En este proceso intervienen y participan varias partes de nuestro cuerpo como: el cerebro, el útero, los ovarios, las trompas de Falopio, la vagina y las hormonas. Es por eso que en ocasiones tenemos ciertas molestias como: dolor de cabeza, inflamación del abdomen, cólicos, dolor de espalda baja y nuestro estado de ánimo cambia o nos sentimos cansadas.
Aquí te ofrecemos algunas posturas de yoga que te ayudarán a sentirte mejor en este periodo, pero recuerda que parte importante, más que la postura es que te relajes y te tomes este momento para respirar y disfrutar de este maravilloso momento.
Postura del pez
El pez ayuda a la fatiga y el dolor menstrual. Estira todos los músculos de la espalda, cuello, pecho y piernas. Da alivio a los dolores musculares asociados al periodo.
Para hacerla siéntate en una postura cómoda deja caer la cabeza hacia atrás y usa su codos o brazos como soporte en el piso.
Postura del arco
Esta postura relaja la espalda y te ayuda con la fatiga y la ansiedad, aparte de que estira toda la parte frontal del cuerpo.
Acuéstate boca abajo y dobla tus rodillas apuntando tus pies al cielo, lleva tus manos hacia atrás y levanta el pecho, no es necesario que agarres tus pies con tus manos.
Postura del camello
Alivia la incomodidad del cuerpo ya que libera dolor de espalda y ayuda a tu cuerpo a relajarse.
Ponte en tus rodillas y deja caer la cabeza hacia atrás aventando el peso hacia las crestas iliacas.
Postura de la soga
Esta es súper buena para el dolor de tobillos, espalda y cólicos.
Párate y dobla tus rodillas junta tus manos cerca de tu pecho y haz una ligera torsión buscando que tu codo toque la rodilla contraria.
Janu Sisarsana
Estira la espina dorsal, los hamstrings y los hombros, también ayuda con los dolores de cabeza.
Siéntate estirando una pierna y la contraria dóblala poniendo tu pie lo más cerca de tu ingle, estírate hacia el frete tratando de tocar tu pie.