Los animales silvestres ¡no son mascotas!

animales silvestres

Tener un animal exótico o silvestre en casa, de mascota, no es una buena idea, no está permitido, no es legal y puede resultar muy peligroso.

Por Susana Veloz

Hace 30 años, la idea de tener una mascota en casa se reducía a muy pocas especies donde el perro y el gato encabezaban la lista, seguidos de peces, aves canoras y alguno que otro roedor.

Sin embargo, con el tiempo, el gusto (no amor) por los animales comenzó a dar un giro extravagante. Los hogares comenzaban a convertirse en verdaderos zoológicos en donde encontrar un cachorro de tigre, un caimán, víboras o guacamayas, se volvía muy común. Y sin quererlo, una vez más los humanos comenzábamos a alterar la vida de otras especies.

Sin entrar a detalle sobre la manera en que estos animales llegan a la mayoría de las tiendas de mascotas (a través del mercado negro y sufriendo las más bajas penurias desde su captura, transporte y venta final) o la vaga/nula legislación de protección que existe en la mayor parte de los países que trafican con estos bellos animales, me centraré en el aspecto más importante del porque NUNCA tener un animal exótico en casa: ELLOS NO SON MASCOTAS.

A grandes rasgos, una mascota es un animal de compañía reproducido y criado no para trabajo ni alimento, sino para convivir con las personas de manera lúdica, deportiva, social o asistencial. ¿y qué fue lo que llevó a estos animales a convivir con los seres humanos tan estrechamente? La domesticación.

Y para ejemplo un botón. El contacto del lobo con el hombre y viceversa (en una relación que resultó benéfica para ambos) con el tiempo se transformó en un lento proceso de cautiverio y como resultado, cambios en la conducta los animales (perdiendo su agresividad y dejándose manipular, la más importante) que los alejaron de sus predecesores salvajes.

Gracias a este proceso hoy en día podemos disfrutar de la compañía de nuestros perros que hoy no sólo comparten nuestro espacio, se roban nuestro corazón o nos generan un subidón de oxitocina, sino que, además comparten nuestros mismos patrones de sueño, identifican nuestro tono de voz y obedecen comandos u órdenes (bueno, a veces).

Esta domesticación y vínculo tan estrecho, que se gestó hace 30,000 años, aún no ha permeado en nuestra relación con los animales salvajes.

 

Claro está que cualquier animal salvaje puede ser atrapado, pescado o cazados, pero su hábitat, comportamiento y necesidades se encuentran en la naturaleza y no en las manos de una persona que los quiera como mascota. Desde ataques de animales que escapan de los circos, hasta dueños que ven peligrar su integridad física, son muchas las razones por las cuales tener un animal salvaje como mascota es una decisión que no debemos de tomar.

¿Cómo llegó ese ejemplar a ti?

Tras de esa oferta tentadora de tener un ave exótica o un felino salvaje como mascota hay mucho, pero MUCHO sufrimiento. Las violentas y forzosas capturas siempre van acompañadas de pérdidas colaterales de individuos de su especie.

La captura de aves muchas veces se hace con mallas que los atrapan sin escapatoria, generándoles un estrés tan grande, que muchas de ellas mueren. Las que sobrevivan, aún tendrán otro camino horrible que recorrer.

Siendo claramente ilegal extraer fauna (y flora) salvaje, el transporte puede ser desde jaulas diminutas, hasta escondites en maletas, cajuelas, botes de plástico, etc. Haría falta entrar a las oficinas de confiscación de aduanas de aeropuertos para ver que la imaginación no es el límite al dolor y sufrimiento. De nuevo, varios ejemplares fallecerán para satisfacer el capricho de una sola persona.

Sus necesidades básicas nunca son cubiertas al 100%

Una vez en casa, el ave, tigre, reptil, anfibio o pez disfrutarán de todos los mimos hacía una mascota, refugio y alimento pero que no serán nunca aquellos que le proporcionaba su hábitat natural. Un tigre comiendo pollo y croquetas o un ave comiendo fruta toda su vida, acarreará consecuencias irreparables en su crecimiento y salud. Así mismo, la pecera con luz infrarroja no es ni un pantano ni un bosque de humedales.

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Edad adulta y abandono

Si en un principio su tamaño lo hacía encantador, no tardaremos en darnos cuenta de que esa boa constrictor o cocodrilo moreletii crece, ingresa a su vida adulta, necesita más espacio, vivirá más de 10 años y sus instintos salvajes comienzan a ser obvios. Claro, ahora si se vuelven un peligro, así que mucha gente opta por abandonarlos en zoológicos, parajes naturales, o asociaciones civiles. La lógica de no ver más el problema, no lo hace desaparecer. Además, tantas especies exóticas se han convertido en invasoras de parajes, que terminan con la flora y fauna local. Como en Florida, EUA en donde la serpiente pitón ahora invade los manglares acabando con todo lo que encuentra a su paso.

Zoonosis

Una zoonosis es una enfermedad infecciosa que puede transmitirse a los seres humanos de animales domésticos o silvestres. Muchas de ellas incluyen bacterias, virus parásitos, hongos entre otros. Si creemos que la rabia es la única enfermedad que nos puede transmitir un animal silvestre, estamos muy equivocados. Muchos reptiles y tortugas pueden transmitirnos salmonelosis, las aves exóticas algunos virus de influenza y los tigres toxoplasmosis, entre muchas otras.

Carácter e incidentes

Una guacamaya es un animal social, que rara vez vivirá aislado en la naturaleza. De igual manera, son de las pocas especies de animales monógamas de por vida. Mantenerla en una jaula solo por el placer de escucharla emitir sonidos como palabras, desencadenará que su carácter se altere. Por naturaleza son animales curiosos, pudiendo emitir chillidos o graznidos que retumban en la selva. Claramente nuestros vecinos acabarán por molestarse.

Muchos animales salvajes, al llegar a su edad reproductiva, tendrán cambios en su carácter que pueden ser territoriales, violentos e inesperados.

Contribuyes a su extinción

El deseo de tener especies exóticas y salvajes como mascotas, ha llevado a muchas de ellas como la guacamaya a su casi extinción y a otros a verse diezmados en su hábitat natural, para ser más los que viven en cautiverio como los tigres.

Justo cuando creemos que las cosas van cambiando, vemos cada vez más en las redes sociales videos caseros de animales silvestres como loris, nutrias, puerquitos, gansos, etc. que derriten los corazones de quienes le dan LIKE.

Es cierto que compartir más del 80% de nuestro ADN con muchos de ellos nos hace propensos a amarlos. Pero ese amor no deberá traducirse en un cautiverio que los prive de una vida feliz al aire libre, sobrevolando los cielos, manteniendo el orden jerárquico de su hábitat o buscando cuidar a su grupo social y familiares.

Dejarlos ahí, en su lugar en la naturaleza, es la mejor acción que podamos emprender si queremos seguir conociéndolos, pero sobre todo para que nuestras pequeñas generaciones crezcan sabiendo que los protegimos antes de explotarlos.

Susana Veloz

Realicé mis estudios de fotografía en la Ciudad de México, especializándome en Técnica Polaroid, Arte Zen, Iluminación y Retrato. Mi trabajo ha sido publicado en diversos medios impresos. Desde 2007 me dedico a la docencia. Hoy divido mi tiempo entre dar clases, realizar sesiones y rescatar perros de la calle.

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