Por Karina Pérez Cortés
Un millenial es aquella persona que llegó a su etapa adulta después del año 2000 (con el cambio de milenio), son los nacidos entre 1981 y años posteriores al 2000.
Extrañamente, aunque son la generación con mayor grado de escolaridad, su nombre siempre se asocia con situaciones fuera de todo orden.
Todavía podemos recordar el Brexit y el “NO” en Colombia, esto se atribuye a la desconfianza en las instituciones y procesos democráticos. Resulta que los jóvenes de Inglaterra, cuyo futuro estaba en juego, no votaron o votaron muy poco y permitieron que otros definieran su futuro. Otra anécdota de indecisión fue la ocurrida en Colombia, en donde después de 4 años de una extenuante negociación, que culminó en uno de los acuerdos más importantes e históricos de Colombia, resultó que en el referéndum votó solo el 37% de la población colombiana en el tema más importante de su futuro.
¿Cuál ha sido la respuesta de los millenials? “Nos sentimos profundamente decepcionados, hemos sido traicionados por nuestros padres”. ¿QUÉ? O en idioma millenial “KHAAAAA?”, ahora resulta que el mundo tiene la culpa de su flojera, mediocridad e indiferencia.
La última que el mundo le debe a los millenials es el triunfo de Trump, pues nada, que estos angelitos votaron por él y otros tantos se abstuvieron de hacerlo por cualquiera de los candidatos ayudando al triunfo del candidato republicano.
En México aún no podemos observar su influencia en urnas, pero la veremos en 2018, créanme. ¿Entonces qué sabemos en nuestro país de ellos? Estas últimas semanas hemos escuchado tanto de “esta generación” que es lo que me motivó a escribir de esto. En enero de 2015, Daphne Fernández después de salir de una fiesta fue subida a un coche entre cuatro individuos que hoy conocemos como “los Porkys”, donde fue abusada sexualmente, han pasado dos años del suceso y Daphne no solo fue violada esa noche, ha sido vejada por la “justicia” una y otra vez en este lapso.
Un día nos levantamos con un video donde una chica de Mexicali que se hace llamar “La Mars” anunciaba al mundo que a sus 16 años había tomado una “decisión consciente” (porque claro, uno a los 16 es perfectamente maduro para tomar decisiones que afectaran nuestra vida), dejaría la preparatoria pues estaba en contra del sistema, en sus propias palabras “pinche sistema pendejo, retrógrada, en el que he estado sumergida toda mi vida”. Su anuncio provocó toda clase de reacciones, desde sus compañeritos millenials apoyándola, hasta la gran mayoría tratando de hacerle entender que su idea no era tan buena.
Mención aparte merecen “Los Centinelas”, grupos de jovencitos menores de edad, todos de escuelas particulares, de buenas familias, de formación católica que se reunían en plazas comerciales o parques para atacar a algún adolescente elegido al azar. Hirieron a varios, quizá el caso más grave fue el de un jovencito atacado al salir de una fiesta, lesionado gravemente en un ojo, aún lucha por recuperar la visión total, aunque quizá eso no será posible, lesiones en la segunda y tercera vertebras derivadas de haber sido cobardemente pateado en el suelo. A diferencia de otros padres, su madre sí acudió a las autoridades a presentar su denuncia, fueron detenidos los 2 jóvenes del Tec de Monterrey que actualmente enfrentan proceso por estos hechos, la escuela reaccionó inmediatamente, expulsándolos de la institución.
¿Cuál es su necesidad de delinquir? En su mayoría son jóvenes que lo tienen todo, con padres que han solventado todas sus necesidades, incluso, me atrevo a pensar y a externar que en casos como el de los Porkys y el de los centinelas han delinquido ayudados de sus padres que con su dinero e influencias han logrado burlar la justicia, comprar autoridades y esconder a sus hijos para que evadan el pago de sus acciones. ¿En qué han fallado como padres? ¿En qué fallamos como sociedad? ¿Qué es lo que necesita esta generación para reaccionar? ¿El exceso o la falta de qué, les hizo tanto daño?
“No te preocupes del mundo que vas a dejarle a tus hijos, preocúpate de la clase de hijos que vas a dejarle al mundo…”