Día con día, las redes sociales nos muestran cómo las ciencias y las tecnologías avanzan a pasos agigantados en cuanto la manera en que vemos, convivimos y cuidamos a nuestras mascotas. Desde prótesis de animales que han perdido algún miembro, hasta estudios sobre su comportamiento que demuestran que también sienten amor incondicional.
Esto mismo ha pasado con la ciencia de la alimentación. Hasta hace algunos años, el alimento que prevalecía en el mercado era el alimento seco (croquetas). Poco a poco, las marcas comenzaron a darnos más y más opciones: alimento húmedo (latas o sobres), suplementos alimenticios y alimentos específicos para cada raza, edad o estado de salud. Tomar una decisión y buscar alimento para nuestras mascota implica no sólo la cantidad de proteína, tamaño o cantidad. Hoy podemos encontrar alimentos vegetarianos, libres de gluten, para la convalecencia, vitaminados, etc.
Y frente a esta profusión de alimentos comerciales, se encuentra la otra cara de la moneda, que por muchos años se relegó y criticó, pero que hoy toma fuerza y para algunas personas es más natural y convincente: el alimento casero.
Aquí una aclaración: el alimento casero no es sinónimo de las sobras de nuestra comida. Explico.
Mientras que las sobras de nuestra comida, la mayoría de las veces, utiliza condimentos químicos, salsas y está hecho bajo condiciones de cocimiento, asado o sofrito, el alimento casero para nuestras mascotas es una dieta cruda en donde se incluyen ciertas verduras, frutas, huesos y vísceras.
Entre los argumentos para cambiar el tipo de alimento a nuestra mascota se encuentra el resultado de muchos estudios en donde el alimento comercial está estrechamente relacionado a ciertas enfermedades como cáncer, obesidad, diabetes, problemas alérgicos, de la piel, etc.
Para otras personas, este cambio retoma la alimentación del estado salvaje de gatos, perros, aves, etc. En su hábitat definitivamente no existirá una bolsa de colores, vitaminada que puedan abrir y servirse de ella. Granos, hierbas, vísceras y huesos de la presa les proveerá minerales, proteínas y vitaminas necesarios, entre dientes limpios, pelaje y tripas sanas.
Optar por este tipo de dieta significa que deberemos hacerlo paulatinamente, buscar ingredientes que emocionen a nuestra mascota y que obviamente no tengan un efecto tóxico en ellos.
Hoy en día los recursos y la información que gira en torno a este tema son muchos. Podremos encontrar recetas muy básicas y económicas (con zanahorias, papas, res, etc.) y recetas que mejor nos las hacemos para nosotros (cordero, levadura de cerveza, o queso fresco). Todas ellas, y para muchas personas esto será la razón principal para no cambiar la comodidad del alimento comercial, requerirán de comprar los ingredientes frescos y dedicar un espacio de tiempo a prepararlos.
En lo personal, he encontrado que a mis 5 perros les fascinan las zanahorias, calabazas, manzanas, brócoli, almendras (no más de 2 a cada uno), pera, plátano, arándanos deshidratados, avena, miel y sandía. En pequeñas dosis durante la semana, varía su dieta y no me complica la vida, pues es parte de lo que yo como diariamente.