Por Brenda Cristán y Paulina de la Mora
Los seres humanos tenemos muy arraigado nuestro instinto competitivo, en una práctica de yoga vamos aprendiendo poco a poco a liberarnos de éste.
En una clase de yoga aprendemos que el trabajo en ella, es propio e individual, cada persona tiene un cuerpo y una mente tan distinta que difícilmente podríamos unificar esta experiencia. Cada alumno realiza, siente y vive la clase de manera diferente, pero lo importante es que, en todo momento, la DISFRUTEMOS, saber que ahí donde estiramos o torcimos o flexionamos ¡está perfecto! Vivo ese instante lo respiro y fluyo en él. ¡No compares tu practica con la de otro, vive la experiencia propia sobre tu tapete no en el de los demás!
Esto no solo cambiará tu práctica sino la manera en que disfrutamos cada instante de lo que tenemos, sin vivir la vida del otro, comparándonos cada momento y lamentándonos de lo que aún no tenemos.