La decisión de llevar a nuestra mascota a una escuela de entrenamiento o entrenarla tú misma en casa, a simple vista parece fácil de tomar, pero requiere tomemos en cuenta varios factores.
Por Susana Veloz
Recuerdo la primera vez que escuché hablar de César Millán. No sólo era la historia de un niño mexicano que había conseguido cruzar la frontera y establecerse en Estados Unidos para convertirse en una celebridad. Era también la historia de un mexicano que había logrado impactar las vidas de quienes, en aquel país, tenían mascotas, con una nueva y más humana manera de convivencia entre seres humanos y animales: educación basada en el liderazgo.
Por medio de sus programas de televisión, podíamos ver maneras muy distintas de educar a nuestros compañeros peludos. Esto incluía técnicas, paseos, órdenes e incluso una especie de terapias de análisis de la personalidad de cada dueño, en donde una chihuahua tacita de té, desobedecía e intimidaba a su dueña, 100 veces más grande, pero con corazón de pollo.
En ellos también se nos inculcaba el dejar ciertas prácticas que dañan física y emocionalmente a nuestros animales y que por mucho tiempo fueron aprobadas como técnicas de educación: pegar en el hocico u orejas, utilizar collares de castigo, retirar alimento, aislamiento, etc.
De esta manera comenzábamos a entender que, en el caso de nuestros perros, su educación va íntimamente relacionada con la manera en que su especie convive como grupo social: una manada, donde existe un líder y ese líder provee de alimento, seguridad y protección. Cesar Millán llevó este aprendizaje a nuestro nivel de entendimiento y nos mostró cómo ser mejores dueños, seguros de nosotros mismos y con la capacidad de dirigir la manera en cómo queríamos que nuestras mascotas se comportaran en la casa, en los paseos y frente a extraños.
También aprendimos que educar a nuestras mascotas requiere tiempo, espacio y paciencia. Mucha paciencia. Y que cuando el primero y el último no se tienen, llevar a nuestra mascota a alguna escuela de adiestramiento, se convertía en una nueva opción.
En lo personal, tuve la oportunidad de tener mascotas a muy temprana edad y su educación siempre fue algo de lo cual me encargué yo, una vez que pude. Confieso que no fue nada fácil, y pasaba del orgullo a la decepción muy rápidamente, pero ese aprendizaje logró que yo conectará a un nivel más natural con cada una de mis mascotas. Pero también estoy consciente que existen casos en donde la mascota tiene graves problemas de conducta y si a esto se añade un dueño que trabaja gran parte del día, definitivamente creo en recurrir a otros métodos antes de regalar o abandonar a la mascota en cuestión.
La decisión de llevar a nuestra mascota a una escuela de entrenamiento a simple vista parece fácil de tomar, pero requiere tomemos en cuenta varios factores.
Tipo de entrenamiento
Decidir qué tipo de entrenamiento buscamos para nuestra mascota dependerá de nuestros requerimientos. ¿Queremos que nuestra mascota entrene para una expo o show de raza? ¿Qué compita en un match deportivo? O simplemente requerimos un curso básico de obediencia.
En su gran mayoría, los dueños buscan un curso de obediencia, o bien porque se tienen niños pequeños en casa y se busca que la mascota les cuide y obedezca, o porque la convivencia con la mascota se ha vuelto un problema: agresividad al comer, escapes constantes, paseos insufribles, etc. En cada caso, una buena escuela le entrevistará y revisará cada caso, para hacer las recomendaciones pertinentes.
Inversión
Esto también dependerá de los recursos monetarios con los que contemos. Pero al mismo tiempo, una gran inversión no es sinónimo de un entrenamiento de lujo. Y estará ampliamente relacionado con el punto que sigue.
Tiempo de entrenamiento
Cursos que van desde dos a más meses. Es importante tomar en cuenta que el progreso del entrenamiento depende no sólo del entrenador, sino del alumno o alumna en cuestión. Cada mascota es diferente y muestra su carácter en distintas situaciones. Y esto no es posible saberlo con una simple entrevista. El entrenador deberá conocer cómo es la vida de la mascota y a la mascota en sí misma para determinar en que anda fallando o en qué área necesita refuerzo. Como mínimo, una semana de convivencia, apenas le dará luz verde a quien lo entrene, sobre como comenzar.
A domicilio o internamiento
Existen centros de entrenamiento parecidos a una excursión donde la mascota se queda internada por cierto tiempo mientras el adiestramiento se lleva a cabo. Como dueño, debemos estar seguro que las instalaciones tengan la seguridad y limpieza adecuados. Asegurarnos que podamos visitar a nuestra mascota cuando queramos y que no corra peligro su integridad física o salud.
Quienes ofrezcan un servicio a domicilio, deberán acordar previamente con nosotros los horarios y observar cabalmente las reglas de nuestro hogar para no entrar en conflictos o malos entendidos. En este caso, a mi parecer, nuestra mascota está más tranquila en su ambiente y quien la entrene sabrá exactamente en qué aspecto trabajar.
Técnica de entrenamiento
Esta será una de las primeras cosas que preguntaremos ya que existen al menos 3 técnicas de entrenamiento.
La primera es el adiestramiento tradicional, en el cual predominan los refuerzos negativos y castigos como método de enseñanza. Un verdadero NO, ni con la mascota más problemática, si en verdad queremos a nuestros animales.
La segunda es el adiestramiento positivo basado en recompensas para acciones positivas y señales para las negativas. Nunca el maltrato físico. Una de ellas que se ha popularizado es la técnica del Clicker, donde un aparato que emite un “click”, nos ayudará a dar las órdenes de castigo o refuerzo.
Y la tercera, es aquella que nos enseña César Millán. Un entrenamiento basado en la etología animal, es decir, el estudio de su comportamiento natural. De las tres, esta tal vez sea la que más tiempo requiera, pero la que imprima mejores conductas, nuestras y de nuestras mascotas.
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Invariablemente de lo que elijamos como centro educativo, tenemos que tener en cuenta algo muy importante y válido para todo lo que hagamos en nuestras vidas:
Educación, entrenamiento o actividad que no se refuerza diariamente, estará siendo desperdiciado.
Ya sea que nos pongamos a prueba y los eduquemos nosotros mismos, viendo videos o leyendo al respecto, o bien, decidamos contratar a un profesional, no nos quitemos la oportunidad de tener a nuestro lado una mascota más obediente y amorosa. Ellos son lo bastante inteligentes, sólo falta acercarnos y aprender más de ellos y veremos cómo su conducta mejorará en un 200%.