Por Laura Prieto
A lo largo de los años, he tatuado a muchos mejores amigos, adolescentes que celebran su amistad con tatuajes, un grupo de fotógrafos que se tatuaron olas, unas bailarinas que llevan en la piel Soul Sister, yo en lo personal considero estos tatuajes muy especiales.
Hace unos días me contactó una señora, había tatuado a su hijo y ahora ella y su amiga querían uno, hablamos por teléfono y concretamos la cita, en ese momento supuse que se tatuaría cada quien su diseño, el mismo día, que, como en otras ocasiones irían juntas para darse apoyo, cuál fue mi sorpresa al saber que se harían lo mismo, festejando su amistad, para mi este tatuaje fue diferente a otros tatuajes de amistad, porque eran personas mayores, una de ellas dijo tener 53 años y su amiga se veía un poco mayor, tenían una amistad de 17 años, lo que me parece especial de este tatuaje es que era una amistad madura, que había perdurado con los años, que sobrevivió.
¿Cuántas amistades no mueren en el camino del pasar de los años? Las amigas se veían felices, bromeaban y reían como se ríe con quien realmente te conoce y te entiende, me dio mucho gusto hacer ese tatuaje, la amistad tatuada en la piel, entre risas y la euforia que da el tatuaje surgió el comentario “¿y si nos peleamos?”, a lo que contesta la amiga “el tatuaje seguirá ahí para siempre, igual que la amistad que alguna vez vivió”.
Hablaron de cómo se conocieron, cómo juntas vieron a sus hijos crecer, cuando se casó el primer hijo, la hija, el hijo que se fue de viaje, el dolor de cuando un hijo deja el nido, los maridos distraídos, el amor cotidiano del matrimonio, las preocupaciones y ocupaciones eternas, platicaron que se juntan los miércoles a desayunar, y emocionadas querían que llegara el siguiente miércoles para mostrarle a las demás amigas su recién hecho tatuaje.
Fueron tatuajes matutinos, que me hicieron muy alegre el día. La vida funciona así, te vas encontrando a gente que atesoras y conservas a tu lado, mis clientas dijeron que se conocieron por asuntos meramente mercantiles y de ahí surgió esa hermosa amistad. Es curioso cómo llega, cómo nace la amistad, cuando menos te lo esperas puedes conocer a quien será tu amiga y quien te escuchará llorar el día que se case tu hijo y sabrá por qué te duele y en su corazón también sentirá que se va, porque lo ha visto crecer, sabrá de tus problemas y conocerá a tu familia, aunque no los vea, solo los conocerá por las pláticas de desayunos.
A lo largo de la vida te vas dando cuenta que no estás sola, que hay varias personas con las que congenias y que hacen más divertida tu vida. La mayoría de mis amistades han surgido donde menos lo esperé: en el yoga, el gimnasio, clientas de tatuajes que se vuelven cotidianas y que poco a poco nos conocemos y surge la amistad. La más típica es la de preparatoria, mi más antigua, amistad de 16 años, hemos crecido sabiendo una de la otra, algunas veces han pasado años sin vernos y cuando nos reencontramos es como si sólo hubieran pasado unos días, vimos a nuestros hijos en todas sus edades, pero dudo que se quiera tatuar conmigo, conociéndola dirá que es cursi, pero, de todas formas, como dijo la protagonista de la historia de hoy “la amistad vive”. Y tú, ¿te tatuarías con tu mejor amiga?