Por Karina Pérez Cortes
Estamos a unos cuantos días de una intensa jornada de elecciones que se llevará a cabo en estados como Coahuila, Estado de México y Nayarit para elegir gobernador; en Coahuila y Nayarit también habrá de elegirse congreso y en Coahuila, Nayarit y Veracruz, se elegirán ayuntamientos. Lo que nos da un conteo final de 445 cargos por mayoría relativa y 80 cargos de representación proporcional.
En la actualidad el PRI, ya sea solo o en coalición, gobierna más de la mitad de los municipios en juego con 137 de los 270, con una fuerte presencia en Nayarit y Coahuila. El PAN tiene a su cargo 57 municipios y el PRD 33 de ellos. El resto de los municipios se divide en partidos pequeños y algunos locales o bien, independientes.
¿Qué está en juego? Más allá de los 525 cargos, lo que en verdad está en juego, es la democracia de este país, nuestro papel como votantes y aterrizar en cifras el descontento de la sociedad con los gobiernos municipales, estatales y federales.
Por meses hemos presenciado campañas tratando de ganar la simpatía del votante, promesas que jamás habrán de cumplirse en ninguna de las entidades, debates en donde queda claro y de manifiesto, que ninguna de las personas que están debatiendo están preparados ni son aptos para hacerse cargo de un Estado, los hemos visto balbucear torpemente descalificaciones unos de otros, manipular documentos, editar fotografías, rascarse en el pasado buscando sus inmundicias, casas encuestadoras haciendo su agosto en mayo, advenedizos difundiendo encuestas falsas para levantar anticipadamente las manos de sus candidatos (te estoy hablando a ti, Andrés Manuel) hasta candidatos que hicieron pasar fotografías de un marcha de cristianos en Nigeria como sus propios y multitudinarios cierres de campaña (ahora te estoy hablando a ti, Delfina Gómez, candidata de MORENA a la gubernatura del Estado de México).
Poco hemos sabido de las campañas de otros estados pues los titulares y las primeras planas se los ha llevado el Estado de México, bajo el argumento de que es el termómetro y será referente anterior inmediato a las elecciones federales de 2018 o como se dice coloquialmente, en esta elección vamos a medirle el agua a los tamales.
Antes solo conocíamos una única forma de votar, ahora hay tantas propuestas que podemos confundirnos. El método tradicional implicaría haber seguido las campañas, los debates, las propuestas, que uno de los candidatos hubiera ganado tu simpatía y tu voto fuera para él. El voto útil: este consiste en decidir tu voto en función de las tendencias en las preferencias de los votantes, esto es, mi candidato era “X” pero está muy por debajo de las preferencias del electorado y a fin de evitar la dispersión de mi voto y la dilución del mismo, voy a otorgarle mi voto a “Y” que tiene mayor probabilidad de triunfo, vulgarmente es lo que conocemos como echar montón. Anular tu voto: esta acción puede ser intencional o accidental, al anular el voto manifiestas tu inconformidad con todos los partidos, hay personas que aprovechan para poner una leyenda de reproche, pero tienes que estar consciente que hasta ahí llegará tu acción, no hay repercusión en su registro, en el presupuesto que les es asignado, nada. Voto de castigo: es un voto fundado y motivado en la inconformidad y el rencor, suena feo y se lee peor pero así es, es el ejercido con el único fin de sacar a un partido del poder, tal vez tampoco estés de acuerdo con la ideología y propuesta de los otros candidatos, pero tu objetivo inmediato es el cambio de partido en el gobierno. Puedes elegir entre todos estos la forma en que habrás de votar, pero por favor, vota.
México se construye a partir de ti y las decisiones que tomes por él. Puede que estas elecciones las definan los indecisos, pero no podemos permitir que las decida el abstencionismo, esto es un cáncer para las democracias.
Este domingo, cumple tu responsabilidad ciudadana y acude a las urnas, no permitas que nadie decida por ti, ubica tu casilla, prepara tu credencial de elector, razona tu voto y ejerce tu derecho.