Por Ivonne Orozco
Ahora hablaremos un poco de estas comidas frescas, hidratantes, llenas de infinitas sensaciones de la naturaleza. Cada temporada trae consigo lo que necesitamos para alimentar el cuerpo, la vista y alma. Estos frutos que se aproximan, cultivados en la Sierra de Arteaga brotan felices para dar lo que su población espera de ella:
Chabacanos, duraznos, ciruelas, manzanas.
Podemos hacer de estos frutos maravillas, hacer sustentable nuestra cocina. Tómate un día para subir a San Antonio de la Alazanas, descubre la magia de comprar la pizca directa de las manos que trabajan la tierra.
Además de un paisaje inigualable, un aire puro y fresco. Puedes pasar a Los Arcos a comer un asadito de Doña Obdulia y comprar licores y pan de elote.
Semana a semana, estaré dándote una receta diferente de las sencillas, pero deliciosas ensaladas, mermeladas, pays, cremas, ates.
Esta es una introducción al camino de sentir los frutos que vamos a llevar a la mesa.
Hagamos este ejercicio de comunión con nuestra naturaleza que dichosa está esperándote para llenar tu canasto de frutas.
Espero tus comentarios y que nos cuentes tu experiencia. Que la tierra nos conecte.