Por Brenda Cristán y Paulina de la Mora
Te recomendamos esta meditación para hacerla cuando tengas tiempo en esta temporada:
- Busca un lugar donde te sientas cómoda y relajada, si es afuera en un jardín mucho mejor.
- Cierra tus ojos y sincroniza tu respiración (busca que la inhalación dure el mismo tiempo que la exhalación, ya sea 4, 5 o 6 tiempos, lo que te haga sentir bien).
- Visualiza una niebla verde que va saliendo del suelo hacia arriba. Aquí toma 3 respiraciones largas y profundas.
- Cada vez que hagas una inhalación imagina que esta niebla entra por tu nariz hacia los pulmones y se va extendiendo hacia todo tu cuerpo, llenándolo de relajación y comodidad.
- Cuando exhales suelta cualquier tensión, estrés o preocupación que sientas.
- Permite que tu energía personal se expanda y se mezcle con esta niebla verde.
- Ve bajando esta energía hacia el suelo y siente como se mezcla con la energía de la tierra. Esa energía de crecimiento y alimento que vivía ahí en esta época, eso que alimenta a las nuevas plantas que van a emerger o ya emergieron.
- Sienta la energía de vitalidad, de vida y de expansión y quédate aquí el tiempo que quieras, sintiendo esa vitalidad y fertilidad en todas las aéreas de tu vida.
- Cuando sientas que es momento de regresar, primero expande un sentimiento de gratitud, y ve regresando del suelo hacia ti poco a poco.
- Tomate el tiempo de regresar, no vuelvas de golpe o te vas sentir desorientada y pesada.
- Cuando hayas regresado antes de abrir los ojos siéntete enraizada y toma 3 respiraciones profundas y largas.
- Abre los ojos y empieza a mover el cuerpo suavemente para desperezarte.
- Si quieres puedes escribir que fue lo que sentiste para que durante todo el verano lo leas y si repites la meditación la compares.
Namasté