Por Mayte Cepeda
En el año 2014, durante la 69 Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, el Primer Ministro de India propuso ante las naciones participantes, la creación de un día para celebrar el yoga a nivel mundial, resaltando en su discurso las bondades y beneficios que lleva el tener un estilo de vida saludable, en el que no sólo se involucra el cuerpo físico, si no la mente y espíritu integrados en uno, para lograr un bienestar integral.
Dentro del discurso en el que se presentó dicha propuesta, se resaltó que esta disciplina o filosofía de vida, representa un valor importante para nuestra salud y bienestar, ya que se trata de una manera de descubrir el sentido de identidad de uno mismo, con el mundo y la naturaleza a nuestro alrededor.
A raíz de esta Asamblea General y con el acuerdo de la mayoría de las naciones participantes, se decidió designar el día 21 de junio de cada año como el Día Internacional del Yoga. Es una conmemoración relativamente nueva que busca crear consciencia entre la población mundial, por optar por alternativas sanas que ayuden al ser humano a estar en mejor condición de salud en todos los aspectos y propiciar con ello una mayor estabilidad y un desarrollo integral y sustentable en relación con su entorno.
A partir de esta conmemoración internacional, la Organización de las Naciones Unidas ha buscado, en coordinación con otros organismos internacionales y no gubernamentales, maestros, escuelas de yoga y demás instituciones similares, la creación de cursos, pláticas, sesiones colectivas de yoga y otras actividades que promuevan esta disciplina y llegue a la mayor cantidad de rincones posibles en el mundo.
El yoga no distingue absolutamente nada entre los seres humanos. No discrimina ni distingue la edad, clase social, religión, género, condición social, ideología social y política, preferencias sexuales ni cualquier otra condición, etiqueta ó característica del ser humano. Además de esto, el yoga no busca perjuicio ni afectación alguna, sino todo lo contario, razón por la que ha ganado este reconocimiento internacional que persigue un beneficio social y colectivo.
Antes, hace algunos años, la falta de información –como en todo lo que desconocemos—generaba entre diversos grupos poblacionales un descontento respecto del yoga, ya que no era algo muy conocido. Como no era muy sencillo acceder a la información relacionada con la disciplina del yoga, algunos grupos consideraban que se trataba de un tabú, algo no positivo, o que solo podían llevar a cabo los varones e, incluso, algo que atentaba contra las religiones que no fueran de oriente. Esto afortunadamente ha ido amoldándose y cambiando gracias a la posibilidad que tenemos hoy en día de acceder y tener información real a nuestro alcance y más maestros en occidente, que nos han compartido la enseñanza del yoga y sus beneficios. Quienes somos yogis hemos descubierto que es algo totalmente positivo, y que nada que te haga sentir bien, en paz, armonía, con más salud y mayor armonía respecto a las personas y seres que te rodean, puede ser algo negativo o atentar en contra de tus creencias y valores.
El día de ayer, el yoga se conmemoró por tercera ocasión a nivel mundial, que coincide justo con la fecha en la que se realizan los cambios de estaciones y el llamado solsticio que es cuando el sol alcanza su mayor o menor altura aparente en el cielo, dependiendo el hemisferio en donde te encuentres. Esperemos que esta fecha tome más auge y pueda permear aún más en la población con actividades encaminadas a promover el bienestar de todos. ¡Namasté!
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