El porteo o babywearing, en inglés, se ha practicado por miles de años en diferentes culturas y existen muchísimas formas y técnicas de hacerlo.
Por Kim Dewey
Hoy comparto un tema que fue parte de nuestros días mamá-hija, desde que ella estaba recién nacida, hasta casi los tres años cumplidos: el porteo. Un tema que me encanta y que, además, en unos meses más, con la llegada del nuevo integrante de la familia, retomaré.
Me gusta mucho compartir esta información porque cada vez veo a más mamás y papás porteando a sus hijos, lo que me encanta, pues el porteo tiene muchísimos beneficios tanto para el bebé como para los padres. Pero por otro lado veo muchos bebés “colgados”, sin soporte adecuado y mochilas cargadoras no ergonómicas que no favorecen el correcto desarrollo del bebé.
La verdad es que el porteo o babywearing, en inglés, se ha practicado por miles de años en diferentes culturas y existen muchísimas formas y técnicas de hacerlo: desde fulares (tiras de tela largas rígida o elástica que se acomodan de diferentes formas para lograr diferentes amarres), rebozos de distintos estilos, desde los tradicionales hasta con argollas y los cargadores tipo mochila, de los que hoy te platico un poco más.
Yo usé de todo, principalmente por mantener a mi hija cerquita mío y además tener manos libres. Usé fular los primeros tres meses, manteniendo a mi hija pegadita a mi cuerpo bien acurrucada, después cambié al rebozo con argolla, el más cómodo para salir a la calle y amamantar en cualquier momento, y a partir de los 5 meses cambié a la mochila ergonómica que usamos hasta los tres años, primero cargada al frente, pegadita a mi pecho y después en la espalda.
Hoy voy a compartirte algunos tips para un porteo seguro con cargador o ergonómica, que fue lo que más usé y que veo que más padres están utilizando (no siempre de forma correcta)
Tips básicos para un porteo seguro:
El cargador o mochila ergonómica se usa a partir de los 5 o 6 meses de edad de tu bebé o cuando ya puede sostener su cabecita solo y hasta que tú y tu bebé estén cómodos. Casi todas las mochilas ergonómicas sostienen hasta 20 kilos.
Lo más importante es elegir una mochila o cargador que sea de calidad y ergonómico, es decir, que su diseño se adapte a la fisionomía del bebé, manteniendo una postura adecuada y sana para él y para el porteador. Hay muchas marcas en el mercado y la mayoría no cumplen con ello. Toma en cuenta que las mochilas ergonómicas por lo general son más caras, ¡pero es para mí la mejor inversión!
En la práctica:
- Tu bebé debe ir viendo hacia ti, es decir pecho con pecho y nunca hacia afuera. La posición “de cara al mundo” (viendo hacia afuera) según los expertos no es la más adecuada para el desarrollo de la columna, cadera y piernitas del bebé. Además, que también coinciden que puede ser demasiado estimulo visual para él.
- Tu bebé debe tener las vías respiratorias libres.
- Debes sentir a tu bebé pegadito a tu cuerpo cómodamente.
- Las piernitas de tu bebé deben ir en posición de ranita: flexionadas hacia afuera, con las rodillas un poco más altas que su cadera.
- Nunca dejar que el bebé “se cuelgue”. Esto es lo que más veo, bebés colgados sin ningún soporte.
Tu como porteadora también debes sentirte cómoda. Las mochilas ergonómicas distribuyen más peso hacia la cadera y menos hacia tu espalda, haciendo mucho más ligera la carga, además cuentan con straps o tirantes acolchonados y ajustables permitiéndote mantener una buena postura.
Si te gusta la idea de portear, te recomiendo leer del tema y aprender a escoger un buen fular o rebozo o mochila. En mi experiencia fue lo más práctico para moverme con mi hija, compartir con ella la vida cotidiana, tener manos libres, amamantar y viajar sin necesidad de carriola.
La siguiente semana te hablaré de los beneficios del porteo en las diferentes etapas de tu bebé.