Por Mayte Cepeda
Es muy común caer en el error de repetir la ingesta de los alimentos que más nos gustan o que son más simples de cocinar. También lo es, el consumir comida chatarra o de precio bajo y fácil acceso. Cuando permitimos anteponer nuestras actividades diarias, como el trabajo o la escuela, sobre el tiempo que le dedicamos a la hora de desayunar o comer, así como a consciencia que ponemos a la hora de seleccionar los alimentos, estamos frente a un riesgo de abrirle las puertas a enfermedades innecesarias y sobre todo, prevenibles.
Existen diversos estudios e investigaciones relacionados con el poder de los alimentos en la salud. Considerando que somos una sociedad que usualmente recurre a la medicina occidental o alópata que, sin quitarle el mérito en el caso de atención inmediata de emergencias, creo que podríamos evitar recurrir a ella por resfriados o indigestión y mal acostumbrar a nuestro cuerpo a este tipo de medicina. ¿Cómo evitarlo? Cuidando lo que comemos.
Todo lo que hay en el Universo se integra de un mismo componente: la energía. Cosas, animales, plantas, tú misma y todos nosotros. Entonces tenemos que admitir que los alimentos que consumimos poseen una química determinada que les dota de energía, la cual se mezcla con nuestra energía y produce efectos. Buenos o malos. Si comemos alimentos que pasan por menos procesos (de conservación, sabor, temperatura, envasado) éstos producirán beneficios en nuestro cuerpo, dada la poca alteración e impacto que han tenido. En cambio, si optamos por un consumo de productos enlatados, procesados, con conservadores, o que para consumirlos requieran procesos extraordinarios de calentamiento con grasa, imagina el resultado de alojar ese tipo de “energía” en tu cuerpo.
Dejemos de ver a los alimentos como insumo para cargar nuestras pilas y mantenernos en funcionamiento. Existe un antiguo sistema de medicina cuyo origen proviene de India llamada Ayurveda (ayur = vida; veda = conocimiento). Dentro de la medicina ayurvédica, se manejan diversos conceptos para la elección de mejores opciones de vida. Uno de estos conceptos son las cualidades que tienen los alimentos que nos provee la naturaleza. Estas pueden presentarse en tres formas: los alimentos Tamásicos, los Rajásicos y los Sáttvicos.
Los alimentos tamásicos, son aquellos que afectan nuestra salud, ya sea a corto o largo plazo. En el nivel energético, estos alimentos nos provocan una sensación de lentitud, de molestia emocional, perturbación, etcétera. La comida cocinada en exceso, que se refrigera y se consume posteriormente, así como algunos alimentos provenientes del reino animal tienen esta característica.
Los alimentos rajásicos, generan una estimulación excesiva a nivel mental y de los sentidos, generalmente son aquellos muy dulces, calientes, salados, picantes, aromáticos. Cada una de estas cualidades genera un impacto en nuestro cuerpo, tanto en el plano físico (enfermedades) como en el emocional.
Los alimentos sáttvicos tienen la cualidad de servir al ser humano como excelente medio de defensas para evitar enfermedades y facilitarle una mejor calidad de vida. Por ende, a mejor salud, mayor capacidad física y mental. Alimentos crudos, provenientes de la tierra son sáttvicos. Un alimento ejemplar que posee esta cualidad es el coco, tanto en el agua que posee, como en la grasa vegetal que produce.
Mediante una alimentación adecuada que permita un consumo mayor de aquellos que tienen la cualidad de ser sáttvicos, el organismo estará en posibilidad de funcionar mejor. Cada uno de nuestros sistemas biológicos podrá funcionar mejor.
Es momento de que tomemos mayor atención sobre los tipos de alimentos que consumimos. Si somos más cuidadosos sobre el tipo y calidad nutricional de aquello que forma parte de nuestra ingesta diaria, podemos evitar ó disminuir las visitas al doctor y por ende, tomar medicamentos que hacen más daño que beneficio. ¡Namasté!
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