Champaca Treviño
Es hora de dormir, les preparé una comida deliciosa, las verduras son nutritivas y muy ricas, necesito ir de compras, voy a salir un rato con mis amigas, les ofrezco este maquillaje está increíble, traigo unos productos buenísimos, y muchas más frases que podríamos enlistar, a cada momento, todos los días. Aún y sin darnos cuenta las mujeres vendemos, ideas, productos, servicios, de todo. Tenemos una enorme capacidad para conversar, tener empatía e identificar oportunidades para generar soluciones rápidas.
Disfrutamos compartir un café, una cena, una reunión o simplemente toparnos unos minutos con alguna persona conocida, y sin proponérnoslo, vendemos de manera natural. Tenemos un gran potencial de disciplina, fuerza y valentía, características que se tornan en ventajas competitivas para abrir oportunidades.
Las ventas emocionan, apasionan y generan satisfacciones, no solo económicas, permiten un crecimiento profesional, generan relaciones interpersonales y por supuesto un ingreso económico.
Es algo que disfrutamos hacer: comprar y vender. Necesitamos romper paradigmas, y dejar esos obstáculos que muchas veces nos atacan con miedos y nos llega el sentimiento de que nos da pena vender, o no sabemos vender. Aceptémoslo, somos vendedoras naturales, todos los días de tu vida vendes, desde el momento en que ofreces un alimento en casa, estás vendiendo la idea de que lo consuman.
La mujer cada vez es más independiente, tenemos un deseo de superación permanente y buscamos libertad financiera, sin descuidar nuestros otros roles de vida. Enfocarte en las ventas es una excelente oportunidad para ello. Sin embargo, es necesario darles un nuevo sabor, salir de nuestra zona de confort, disfrutarlas, sentirlas, vivirlas y para ello necesitamos romper creencias y entender por qué la gente compra.
Al vender, hay un intercambio de emociones, la actitud lo es todo. Compramos desde lo emocional y luego justificamos desde lo racional. Cuando vendas, necesitas comprometerte a desarrollar tu inteligencia emocional para crear empatía, conectar con tus clientes y hacerlos sentir comprendidos y escuchados, no es necesario tener un diplomado en ventas.
Qué maravilloso sería que todas y cada una de nosotras, como mujeres líderes, vivamos esa pasión por vender, por servir, por entender las necesidades de las personas y tener el entusiasmo por resolverlas, percibiendo una retribución a cambio. No podremos ser vendedoras de éxito si lo que nos motiva es el dinero, si actuamos con esa perspectiva es mejor cambiar de profesión.
Una persona que busque desarrollarse en ventas exclusivamente por el dinero, está destinada a fracasar, pues no tendrá el enfoque necesario de los principios básicos de la venta y para mí, en lo personal, el principal es la ética. No puedo ofrecer algo que no he vivido, consumido y me siento realmente segura de que vale la pena tenerlo o vivirlo.
Tu cliente puede ser tu pareja, hijos, amigos, todos somos clientes y vendedores.
Hay que dejar a un lado esa creencia que los vendedores tienen un signo de pesos en la cara, el dinero no es el principal motivante en las ventas, cuando vas directo por el ingreso la gente se siente agredida, molesta e incómoda. Necesitamos comprender que las ventas son emociones y las personas compramos desde nuestros miedos para satisfacer lo que le llaman el SABONE.
Seguridad
Afecto
Bienestar
Orgullo
Novedad y
Economía.
Vender es un aprendizaje diario, lo que sucede en tu mente es lo que marca la diferencia para cerrar o no una venta, es muy importante que tu diálogo interno sea positivo, motivador, que no le temas al fracaso o al rechazo, tu misma has dicho que NO a una compra y no pasa nada.
Los vendedores somos la chispa que enciende el motor de una empresa, invierte en ti, capacítate, desarróllate, aprende de una manera constante sobre cómo funciona la mente, ideas de venta, cierres exitosos. Te sugiero el libro “Vendedores perros”, si, un título extraño que, sin embargo, explica de una manera muy sencilla diversos perfiles que se llevan a cabo en una venta de acuerdo a nuestros posibles prospectos de cliente.
Una mujer en las ventas es sociable, honesta, humilde, segura, con actitud positiva y control de sí misma, sobre todo, con tolerancia a la frustración. Si un sueño muere, crea otro, si se cae, se levanta, mantiene constancia y organización, todo es un aprendizaje, no es levantarse un día y decir: a partir de hoy voy a vender, es un compromiso contigo misma, con lo que quieres ofrecer y con tus clientes, para que sea una relación de confianza, a largo plazo.
Deja de perder tiempo pensando en todo lo que podrías lograr y no lo haces por miedo, suelta las culpas, busca retos, nuevas opciones, si quieres sentirte productiva y no tienes el tiempo o la oportunidad de entrar en una empresa, las ventas para emprender son para ti, sal a buscar oportunidades, no te quedes sentada esperando que lleguen a ti, eres tenaz, constante y organizada, una mujer líder, verdadera fuerza de venta.