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Karma Yoga

Por Mayte Cepeda

Ayudar a cruzar la calle a una persona en situación complicada para hacerlo, sembrar árboles, leer para personas invidentes, dar de tu tiempo para alguien que lo necesita, apoyar gratuitamente en labores de protección civil ante la presencia de riesgos o desastres, compartir tu energía, tu amor, tu conocimiento y lo positivo que te integra; todo eso es Karma Yoga.

Seguramente en el día a día no haces el conteo de cuántas veces ayudaste, diste o serviste a alguien, y qué bueno que no lo haces, ya que eso no se mide aquí en la tierra.

La palabra karma la hemos escuchado en varias connotaciones: es que trae mal karma, que en  otras palabras sería algo así como que tiene mala suerte; ese es tu karma, o ni modo, es lo que te tocó vivir; está quemando todos sus karmas, que sería algo así como está pagando todas las que hizo, etcétera. Podríamos decir que karma constituye el total de acciones, pensamientos y omisiones en la vida de una persona sin calificarlas como buenas o malas. Pero asociando la palabra karma al Yoga, nos encontramos con un concepto que, aunque se relaciona con estas connotaciones tradicionales, es completamente distinto.

Karma Yoga es algo así como servir desinteresadamente, realizar un trabajo o una ayuda sin buscar recompensas materiales ni que evoquen al ego de la persona. Puede estar relacionado con el aspecto espiritual de la persona, lo cual fortalece el dharma o soporte religioso que le guíe en su camino de servir a la comunidad.

Hace algunos años, un grupo de instructores tuvimos la inquietud de llevar la práctica de Hatha Yoga a lugares y personas que, por diversas circunstancias de su vida, se encontraban dentro de algún centro penitenciario o de rehabilitación. Así surgió el proyecto de dar clases de yoga en el Centro de Readaptación Social Femenil de Satillo, Coahuila de Zaragoza, como parte del karma yoga, es decir, la parte de servicio a la comunidad que hicimos dentro de un programa de entrenamiento para maestros. Durante un par de años, dimos clases de yoga a algunas internas de este centro, buscando mejorar las condiciones físicas, mentales y emocionales de cada una y procurando que mediante la práctica del yoga, obtengan tranquilidad, armonía, reconocimiento pleno de sus conductas y lograr un plan maestro (desde su interior) para comenzar de nuevo su vida, dentro del espacio social, familiar y sobre todo, dentro de su propio ser.

Los objetivos de llevar la práctica de hatha yoga a los centros de readaptación social, fueron el conseguir en las internas una actitud positiva, sin expectativas, que les permitiera buscar y encontrar la verdadera libertad, desde el interior; vivir el aquí y el ahora, con todas y cada una de las acciones y consecuencias que ello implique; reducir el estrés y aflicciones psicológicas; mejorar la conducta en grupo e individual; ayudar en su autoestima; dar mayor calidad al sueño y con ello mejorar su rendimiento laboral, entre otros.

Esto es un ejemplo de servicio o Karma Yoga. Sin embargo hay un infinito de posibilidades sobre actividades que pueden constituir un servicio para alguien que lo necesite. Karma Yoga se activa muy fácil: con la voluntad de querer servir o ayudar a alguien.

Supongamos que el karma yoga o el servicio desinteresado a los demás es uno de los nutrientes básicos para tu espíritu, y éste (tu espíritu) requiere ser alimentado constantemente para estar sano y fuerte… entonces ¿ya te comiste tu ración de karma yoga el día de hoy? ¡Namasté!

 

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Mayte Cepeda: Yogini ~ abogada ambientalista ~ mamá ~ esposa ~ hija ~ hermana ~ enamorada de la naturaleza, la vida, la familia, los libros y la música ?
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