Por Valeria González
Hace unos meses una amiga me recomendó que leyera un libro, de verdad me lo recomendó muchísimo y me hizo un gran favor.
Anita Morjiani, relata su testimonio de experiencia cercana a la muerte y cómo su cuerpo sanó totalmente de cáncer en el sistema linfático tras esta experiencia.
Un día, después de 4 años de tratamientos alopáticos, homeopáticos, ayurvédicos, de medicina tradicional china, de naturopatía occidental, Anita se suponía daría su último aliento. Pesaba ya treinta y tantos kilos, postrada en silla de ruedas respiraba con ayuda de un tanque de oxígeno y no era capaz de sostener su cabeza, sus órganos colapsaron y entró en coma. Ese día, se suponía que tenía que morir, pero no fue así.
“…aunque parecía que mi cuerpo estaba en coma y mis ojos estaban cerrados, yo era consciente de todo lo que sucedía a mi alrededor… y no sólo en la habitación en la que me encontraba sino más allá incluso… Era consciente de mi cuerpo físico, pero ya no estaba unida a ese cuerpo, me sentía como si pudiera estar en todas partes al mismo tiempo… Es como si tuviera una total claridad, como si de pronto todo tuviera sentido… Entendí que yo era, que todos éramos, mucho más grandes y que todos somos expresión de una misma conciencia”
En sus conferencias alrededor del mundo ella expone una analogía perfecta a la situación que vivió. Imaginemos que estamos en una bodega gigantesca y totalmente oscura, no podemos ver nada y solo tenemos una linterna en la mano para guiarnos. Y con esa pequeña luz de la linterna nos guiamos en la oscuridad por la bodega. Lo único que podemos ver es aquello que alumbra el pequeño haz de luz de la linterna y todo lo demás permanece ciego para nosotros. Ahora imaginemos que de pronto encienden todas las luces de la bodega y nos damos cuenta que la bodega es enorme, es mucho más grande de lo que nos habíamos imaginado, hay estantes y estantes de cosas, todas las cosas que pudiste imaginar y aquellas que ni si quiera las imaginamos. Todas las cosas están ahí, unas son hermosas, otras no tanto, otras son de colores que nunca habíamos ni pensado que existían, todas las cosas están ahí. Unas ya las habíamos visto porque antes habíamos apuntado hacia ellas el pequeño haz de luz de la linterna y otras son totalmente nuevas para nosotros. Ahora imaginemos que de pronto se vuelven a apagar las luces, y solo tenemos nuevamente nuestra pequeña linterna, y solo podemos ver aquello a lo que apuntamos con ella. Sin embargo, ahora es diferente porque sabemos que, aunque no podamos ver todas las cosas con nuestra linterna, están ahí, que existen, aunque no estén siendo alumbradas. “Así es como siento yo mi experiencia cercana a la muerte”, dice Anita Morjiani, en una plática en Ted X.
Después de esta experiencia, en sólo 5 días, sus tumores se redujeron al 70% y en un mes la dieron de alta ya que los médicos no podían encontrar resquicios del cáncer, esta experiencia cambió su vida por completo y su manera de ver el mundo.
Wayne Dyer, autor de Tus zonas erróneas y muchos más, después de toparse por “casualidad” con el relato de Anita en la web, la anima a compartir su experiencia en un libro que tiene el mismo título del relato que Antita subió al sitio de internet de la Fundación para la Investigación de Experiencias Cercanas a la Muerte. Muero por ser yo (Dying to be me).
El cómo se dio este encuentro también es una parte del libro que me conmovió profundamente, ya que habla de la confianza y certeza de que si te dejas guiar por la conciencia divina, las cosas se dan solitas.
Hoy, después de leerlo y releerlo, después de tanto que movió en mí, quiero regresar el favor, recomendándolo en este medio ampliamente. Y para los que no tengan tiempo para leer, la buena noticia es que está en audio libro GRATIS en Youtube, son nueve partes y todas están preciosas. Mientras se bañan, desayunan, hacen ejercicio o mientras manejan, dense este regalo.