Por Mayte Cepeda
Resulta más común leer sobre los aspectos positivos que suceden cuando uno comienza a hacer yoga, que las cosas malas que pueden suceder. Y bueno, llorar no es que sea malo, sin embargo, no es algo muy agradable cuando te sucede frente a otras personas que están concentradas haciendo su práctica de yoga, ya que al soltarnos en llanto y berrinche durante una clase de yoga nos puede invadir un sentimiento de vergüenza más que de cualquier otra cosa.
La primera vez que lloré durante una práctica de yoga, fue hace unos quince años, dentro de un encuentro nacional, en los que hay muchas clases durante un fin de semana, de varios estilos de yoga, y pues andas pruebe y pruebe, como si estuvieras en un bufete. Así entonces, con todo y que mi corazón es ashtanguero, probé el Kundalini Yoga. Recuerdo haber tenido mis ojos cerrados la mayor parte de la clase, y de pronto, entre cantos y respiraciones guiadas salió un puchero y seguido de él, un llanto incontrolable. Me dio tanta pena que quería encontrar la manera de hacerme invisible, más porque habían demasiados alumnos alrededor, pero pues como dicen por ahí: let it go.
Igual, recuerdo algunos casos que mientras estaba dando clase, escuchaba uno que otro snif snif, y justo en posturas como el paschimottanasana, en las que te doblas hacia el frente. En estos casos, como instructor de yoga es importante dejar que esas emociones salgan y fluyan, demostrarle sutilmente a la persona que está llorando, que tú estás ahí para ayudar, pero a final de cuentas, el llorar se trata de una depuración y liberación personal e individual.
Llorar mientras hacemos yoga puede suceder, porque cuando estás en estado de concentración, el yoga funciona como una cebollita en la que se van abriendo capas y capas de tu ser, y con esto me refiero al plano interior, ese que los demás no lo notan fácilmente pero tú sí que lo notas, y aunque no lo puedas explicar bien, sabes que se van creando y transformado pensamientos, sentimientos, emociones, miedos, dudas, y mil cosas que están guardadas en tu mente.
Entonces, puede suceder que, al momento de realizar algunas asanas (posturas) de pronto se desencadene alguna emoción y se libere, trayendo consigo manifestaciones físicas, como risa, tos, llanto, movimientos en la región estomacal, gases, incluso ganas de gritar, entre otras. Y esto sucede porque se liberó esa emoción atorada. Hay llantos de agradecimiento, que nos suceden por el solo hecho de sentirnos vivos y en armonía con nosotros mismos, con lo que tenemos alrededor y nos invade una sensación grandísima de gozo y agradecimiento. También hay llantos de enojo, tristeza, coraje y frustración, y si estos salen, es porque el sentimiento estaba atrapado y pudo salir. Esto es, porque llevamos un poco de luz a espacios oscuros, donde se alojan (por conveniencia propia) pensamientos que no nos gustan pero que, sin embargo, ahí los traemos cargando inconscientemente.
Por eso, creo que es importante pensar y darle el lugar e importancia justa a todo el proceso que trae consigo realizar una práctica de yoga. Tener presente que debe haber ayuno previo a tu práctica, utilizar ropa cómoda y adecuada, llevar tu tapete, que más que un instrumento para hacer las posturas en una superficie cómoda, se convierte en tu cómplice de sentimientos y energías que emergen de ti, el pararte en éste, cerrar tus ojos, concentrarte en el presente, dejar de lado los pensamientos, lo que hiciste antes de comenzar tu práctica y lo que harás terminando ésta y dejar que los movimientos y las respiraciones se conecten y te permitan fluir durante el tiempo que dure la práctica. Todo eso es importante y forma parte del viaje. Y si lloras algún día haciendo yoga, agradécete a ti mismo (a) por haberte dado la oportunidad de liberar ese sentimiento que te lo provocó. Namasté.
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Yo lloré en clases de yoga varias veces. Siempre cuando intentaba hacer inversiones como parada de cabeza entre otros. No entendia porque me daban unas profundas ganas de llorar. Y reconociendo el sentimiento creo que me era una tristeza profundo que tenia muy guardada
Hola Diane! acabo de ver este comentario y te lo agradezco mucho!
Así es... en yoga movemos muchas cosas físicas, mentales, emocionales y etéreas.. y cuando se mueven las no físicas, entramos en un mundo que no sabíamos que estaba ahí pues estaba dormido y controlado por la mente que a veces nos hace malas jugadas. El llorar en determinada postura de yoga, significa que moviste lo suficiente esa emoción o pensamiento que se alojó o escondió y que era momento de salir, con llanto, gritos, suspiros, risa o lo que sea que te fluya y necesite salir... Esa es la magia de la práctica de yoga... no es sólo física aunque sea muy benéfica en ese aspecto... también nos ayuda a limpiar y renovar la energía acumulada y cargada, incluso aquella que guardamos y ni siquiera nos pertenece! te mando un saludo con afecto!