México tatuado en el corazón

¿Cómo no maravillarse con la serpiente emplumada, el Calendario Azteca, el Hunab Ku y miles de obras de arte verdaderamente mexicanas?

Por Laura Prieto

México es grande, de norte a sur, de este a oeste, nos encontramos con miles de cosas maravillosas por descubrir. Es tan grande y tan rico que desde niña he pensado que hay pequeños países dentro de México. Cada pueblo, cada ciudad, cada Estado tiene diversas tradiciones y la cultura cambia de un municipio a otro. Somos afortunados de vivir en un territorio tan abundante, lleno de todo, tan real y fantástico a la vez, que tiene las mejores frutas, la más exquisita comida, inmensidad de fauna, paisajes únicos. Es por esto y mucho más, que hacer tatuajes en honor a mi país, siempre me llena de orgullo y alegría, México se lleva en el corazón y en la piel.

He tatuado muchísimos diseños en honor a México. En el mundo del tatuaje hay una línea conocida como El tatuaje prehispánico. Existen tatuadores especializados en representar dioses mexicanos, hermosas deidades de piedra, glifos mayas, pirámides, calendarios. Yo misma he tenido el honor de hacer piernas, brazos, pechos, adornados con este hermoso arte mexicano, estos diseños son famosos a nivel mundial, y por qué no si son representaciones artísticas únicas en el mundo. ¿Cómo no maravillarse con la serpiente emplumada, el Calendario Azteca, el Hunab Ku y miles de obras de arte verdaderamente mexicanas? Tenemos un grandioso arte prehispánico, del que me gustaría que mi descendencia supiera más y lo atesore con orgullo. También he tatuado la fauna única de México, los bellos y coloridos quetzales, la flora del desierto, el hermoso escudo de la bandera -la segunda más bonita de todo el mundo-, águilas reales, poemas mexicanos, estrofas del himno nacional, hay tanto México por tatuar y cada vez que tengo oportunidad de hacer uno de estos tatuajes, me siento feliz y orgullosa de ser tatuadora mexicana.

Según la tradición, la palabra México viene de tres voces del idioma náhuatl: metztli– luna, xictli– ombligo, centro o lugar, el significado literal es “ombligo de la luna”, y aquí estamos todos, viviendo en el ombligo de la luna, en este bello país donde pasan hermosas historias de solidaridad y valentía, de esperanza y lucha diaria, de alegrías.

Hace unos años llegó al estudio un señor, rozaba los 50 años, era muy alto y curtido por el sol, su piel era roja de tanto andar en el desierto, era muy alegre, tenía una energía muy jovial, de voz fuerte y clara. Quería su primer tatuaje, lo había postergado por mucho tiempo, porque no quería que le afectara en su trabajo, y el diseño era especial: la bandera de México, grande, del tamaño de su mano. La quería en el pecho, del lado del corazón. El diseño era hermoso, la foto de una bandera ondeante, él había tomado la foto. Al empezar a tatuarlo inició la plática, era soldado, desde la mayoría de edad se había enlistado y dejó toda su vida al servicio de México. Hablaba con tanto orgullo de su país, de su trabajo y concluyó diciendo que había nacido para servir a su país, y así había decidido llevar a México en su corazón. Me quedé maravillada por la pasión y el cariño que tenía por esta tierra, me asombró saber que hacía trabajo comunitario en sus tiempos libres y que también se dedicaba a hacer mejoras a su barrio, era realmente un buen mexicano, haciendo lo posible por mejorar su entorno.

México es grande, tiene mucho potencial, maravilla a propios y extraños. Los mexicanos hemos salido de crisis, tragedias, solemos ver el vaso medio lleno, porque el mexicano ayuda, aguanta, y ante las crisis, aunque nos quejemos, seguimos adelante. Somos muchos los mexicanos que luchamos y ayudamos, que tratamos que nuestro país sea mejor, que valoramos lo que nos ofrecen nuestras tierras, que nos alegra el sol. Ser mexicano es algo grande, sigamos haciendo de nuestro país una tierra fértil, no dudemos nunca en hacer algo por los demás, en mejorar nuestras comunidades, México somos todos y nos necesita unidos, ayudando al que menos tiene, que siga creciendo el arte, que el bienestar y seguridad no sea de unos cuantos. Creo que si todos vemos y agradecemos la grandeza de nuestro país, podemos hacer pequeñas acciones para que nuestro país sea bondadoso para todos por igual, porque, como escribió Nezahualcóyotl: ¿Con qué he de irme?¿Nada dejaré en pos de mí sobre la tierra?¿Cómo ha de actuar mi corazón?¿Acaso en vano venimos a vivir, a brotar sobre la tierra? Dejemos al menos flores. Dejemos al menos cantos.

 

Encuentra este artículo en nuestra Edición Impresa No.06

Laura Prieto

Nací en Saltillo, Coahuila hace 32 años. La vida me llevó a aprender a tatuar, complementé mi aprendizaje estudiando artes gráficas y haciendo toda cosa creativa que llegara a mí. Ahora soy madre, esposa, llevo 14 años en el mundo del tatuaje y sigo feliz y encantada de trabajar en lo que estoy.

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