«El día que una mujer pueda no amar con su debilidad sino con su fuerza, no escapar de sí misma sino encontrarse, no humillarse sino afirmarse, ese día el amor será para ella, como para el hombre, fuente de vida y no un peligro mortal.»
-Simone de Beauvoir
Por Liliana Mendoza
Ser madre soltera implica que estamos a cargo y que somos 100% responsables de la educación, manutención (en la mayoría de los casos) y formación de nuestros hijos.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en nuestro país habitan más de 4.5 millones de madres sin pareja. Seis de cada diez madres solteras viven con sus padres, y aunque más de 70 por ciento trabaja, la mayoría pertenece a estratos sociales medios, medios-bajos y bajos.
Existen muchas creencias o prejuicios sobre las madres solteras, creo que más en nuestro país, generalmente se relacionan con pensamientos de irresponsabilidad, carencia de valores morales e ignorancia. ¿Lo puedes creer? En pleno siglo 21 todavía existen estos prejuicios que atacan a las mujeres y pocas veces cuestionan las razones o circunstancias por la cual una mujer llegó a ser madre soltera.
Es difícil de creer que muchas personas piensan que los hijos de madres solteras pudieran ser niños en desventaja que otros que crecieron en una familia tradicional. Ni décadas de lucha feminista, ni supuestos avances sociales han acabado con los obstáculos mentales.
Una familia no solo es formada como tradicionalmente la conocemos, actualmente existen muchos tipos de familias, en mi caso está integrada por mis padres, mi hermano y mi hijo.
Cinthia Cruz del Castillo, académica del Departamento de Psicología de la Universidad Iberoamericana dijo: “No hay ningún estudio que pruebe que los hijos de familias constituidas tradicionalmente estén mejor desarrollados que los que crecieron con sólo una mamá, que los que tienen dos mamás, que los que tienen dos papás. No hay algo que compruebe que la familia tradicional es la garantía”.
Muchas veces es más sano para los hijos crecer en una familia diferente a la tradicional que en una donde el amor no existe o hay relaciones enfermas o presencias tóxicas.
Otro prejuicio es sobre la creencia de que existe irresponsabilidad al tener un hijo y no estar casada. La mayoría de las ocasiones solo se juzga a la mujer y justifican al hombre. Un embarazo no planeado es responsabilidad de dos y en estos casos solo la mujer asume la responsabilidad que por naturaleza corresponde a los dos.
Es una importantísima tarea para la sociedad romper con la estigmatización hacia madres que no están casadas o que no forman parte de una familia tradicional. ¿Cómo podríamos ir rompiendo estos estigmas? Es muy sencillo, empecemos por respetar las decisiones de vida, te puedo asegurar que las circunstancias que llevaron a una mujer a ser madre soltera no fueron las ideales, siempre hay una historia detrás que no fue sencilla. Pedimos que no se nos juzgue con superioridad por ser madres y educar solas a nuestros hijos, y me gustaría aclarar, que no buscamos protagonismo, solo un trato justo.
Es tarea de nosotras, sanar emocionalmente, perdonar y agradecer. Un niño no necesita ni debe crecer en un ambiente en el que su mamá esté llena de frustraciones y rencores en contra de los hombres. Agradecer el hecho que pudimos dar vida y enfocarnos en crear y desarrollar vínculos afectivos sanos con nuestros hijos y familia.
También es importante y fundamental enfocarnos en fomentar en nuestros hijos salud emocional, criar niños felices, desarrollar habilidades para la vida, a mí me encantaría que Diego, mi hijo, sea un niño consciente, pero sobre todo un niño feliz.
No es una tarea fácil, sé que es un camino largo que tenemos que recorrer, sin embargo, es posible si enfocamos nuestras acciones en nuestro propio bienestar y el de nuestros hijos.
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