Por Dona Wiseman
Muerte no seas orgullosa,
aunque algunos te hayan llamado poderosa y terrible,
pues tú no eres así,
ya que aquellos que crees por tu fuerza abatidos, no mueren,
pobre muerte ni a mí puedes matarme.
Esclava eres del destino, del azar, de los reyes y desesperados,
y con el veneno, la guerra y la enfermedad habitas,
y la amapola o la magia pueden hacernos dormir también,
y con más facilidad que tu golpe,
¿por qué te hinchas entonces?
Pasado un breve sueño despertamos eternamente,
y la muerte no será más, muerte tú morirás.
-John Donne (1609)
En la obra de teatro “Wit”, que tuve la inmensa fortuna de protagonizar durante 2016, mi personaje (una mujer rígida, severa y solitaria) muere de cáncer de ovarios. La trama de la obra sigue a Vivian Bearing mientras ella pasa de diagnóstico a muerte. Vivian recuerda a su maestra de poesía del siglo 17 y la insistencia que ella tenía en la correcta puntuación del último verso del poema Muerte no seas orgullosa que se encuentra arriba. El verso reza: “… y la muerte no será más, muerte tú morirás.” Lo importante es la coma. La maestra intenta enseñar a Vivian que la muerte no es un evento que requiere puntuación histérica (como lo son los signos de interrogación), sino que es un momento, una coma. Es el paso de la vida a… no sé yo a dónde. A lo que va esto, y me hace mucho sentido, es que la muerte no es un destino, sino un punto específico en un camino, en el camino de la vida misma. Vivian se enfrenta a la vida, la soledad, el dolor, los recuerdos, el sufrimiento, la frialdad, la dureza, el sin sentido y el miedo, para luego entregarse al proceso. Vivió analizando la poesía de John Donne de manera académica y severa para morir dándose cuenta del significado profundo y real de una coma.
En estos días tenemos muy presente el tema de la muerte, y por ende de la vida. Ambas son misterios que aún no hemos descifrado del todo. Quizá nunca lo haremos. Tal vez solo habiendo pasado el umbral de lo que llamamos muerte podremos comprender, o recordar. Desde tiempos lejanos el hombre ha filosofado y contemplado. Se han escrito tratados, ensayos, poemas y libros religiosos. Y sin embargo nadie sabe realmente nada, no a ciencia cierta. Nos intriga. Nos llama. Nos acercamos y nos asomamos con una mezcla de fascinación y terror. Diseñamos personajes y trajes, escenarios e historias para explorar nuestra relación imaginada con la muerte y los moradores de Mictlán, Valhalla, el Cielo, el Infierno, Xibalbá, Hades o cualquier otro lugar del más allá.
Nuestros rituales y creencias acerca de la muerte son muchos y variados. Aun así, poco pensamos en lo que realmente es la muerte para nosotras. Vivian Bearing descubrió que es una coma, solo una pausa. Me gusta pensarla así.
Puedes ver fotografías de la obra de teatro en la página de Facebook de Diáspora Teatro. Aquí