Por Lorena González
¿Quién estará a su lado para ayudarlo, amarlo y hacerlo feliz? Cuando tienes bajo tu cuidado a un hijo o persona con necesidades especiales es inevitable que se te vengan a tu mente este tipo de preguntas.
He pensado mucho en este tema y aunque lucho por sacarlo de mi mente y enfocarme en el presente, viviendo día a día sin preocuparme por un futuro, es difícil.
Estoy consciente que la vida es tan imprecisa, que incluso al estar preocupada por una situación que probablemente nunca pase, te ocurran en el camino mil cosas más y pérdidas que ni siquiera tenías contempladas. Así que creo que es inevitable como padres o cuidadores sentir algunas veces un poco de ansiedad y soledad por el futuro de nuestras queridas personas con necesidades especiales.
La única solución que existe a ese miedo de que algún día faltemos, es ampliar nuestro concepto de familia. Me refiero a que tenemos que involucrar a otras personas en la vida de nuestros hijos o personas a nuestro cargo. Esta extendida familia incluye a parientes, amigos o cualquier persona que esté dentro de nuestro círculo más cercano.
Un lazo de amor no se construye de un momento a otro, este va creciendo poco a poco con la convivencia, y con las experiencias que compartes con los demás. Debes dejar que las personas conozcan a tu hijo porque solo de esta manera aprenderán a quererlo y a preocuparse por él, y si un día tu cuidador faltaras su vida estará llena de amor por la gente que juntos procuraron en vida.
Nadie mejor que tu papá, mamá o cuidador para enseñar junto con tu hijo o persona especial a cargo de qué manera se pueden relacionar o interactuar con ellos. Tengo que confesar que es difícil algunas veces recibir ayuda, y confiar en que otra persona hará las cosas médicas bien o con el mismo cuidado, sé que nadie amará a mi hija como nosotros, sus padres, pero trato de recordar que, si no permito que ella tenga cercanía o confianza con otras personas, sólo la haré dependiente a mí y será más difícil que se adapte al mundo si yo faltara.
Así que trato de romper cualquier distancia entre ella y las personas, de esa manera evito que se pongan nerviosos con las situaciones que mi hija vive día a día.
Abre tu corazón y confía en que nadie es indispensable en esta vida, todo se acomoda y se reorganiza. La cercanía con otras personas de tu hijo o persona con discapacidad a cargo depende de ti.