Por Champaca Treviño
Recientemente tuve la oportunidad de leer un libro que llamo fuertemente mi atención, ya que explicaba de una forma muy interesante la integración entre lo que AMAS, lo que el mundo NECESITA, en lo que ERES BUENO y por lo que puedes tener un INGRESO. Es decir, el unir tus pasiones, tu misión en la vida con tu profesión y vocación, tema por demás interesante.
Una simple palabra ikigai es un concepto japonés que significa “la razón de vivir” o “la razón de ser”. Todo el mundo, de acuerdo con la cultura japonesa, tiene un ikigai, que sin embargo puede llevarnos años de nuestra vida el encontrar un balance perfecto y el replantearnos si efectivamente lo habremos logrado o seguimos en su búsqueda.
Realmente considero que es de gran importancia darnos el tiempo, la oportunidad, de reflexionar sobre lo que hemos logrado y sobre nuestras metas personales, ya que el concepto FELICIDAD es para mí difícil de definir, ya que lo que en este momento me hace feliz, puede diferir complemente de mi felicidad de ayer o de mañana.
Creo que lo nos puede ayudar a darnos la oportunidad de analizar cuáles son las cosas verdaderamente importantes en nuestra vida, es pensar en cómo queremos vivir, cómo queremos llevar nuestro camino de vida en tema familia, trabajo, amigos y sociedad.
En estos últimos tiempos hemos vivido como sociedad una serie de situaciones altamente estresantes, por lo que necesitamos verdaderamente hacer conciencia de nuestra razón de ser, para no perder ese sentido humanitario, esa capacidad de asombro, ese valor de disfrutar cada día, de ser congruentes entre lo que pienso y lo que realizo.
El analizar nuestro ikigai puede ayudarnos a comprender ese “para qué” diario de mis actividades, mi trabajo, mis responsabilidades. Conocer cuál es el propósito que nos hace levantarnos cada día para disfrutar al máximo lo que realicemos.
Como consultora, vemos diariamente empresas tan absortas en el día a día, en la operación, que olvidan ir más allá del dinero, mas allá de las ventas, mas allá de los ingresos y dejan de lado esos propósitos o metas personales, esa comprensión de la razón de vivir de cada uno de sus integrantes. El acumular dinero, logros, bienes, no nos va a llevar al camino de la felicidad, necesitamos agregar valor a la vida, y ¿cómo lo podremos lograr?
Busquemos como familia, como sociedad, como personas pensar en por qué o para qué de lo que hacemos y verdaderamente encontraremos respuestas muy interesantes que nos llevaran a dejar de vivir la vida corriendo y tomar un mayor sentido de la felicidad.
Como empresarios, analizar la razón del beneficio de lo que hacemos y no solo estar inmersos en la operación, al encontrar estas respuestas podremos tener clientes leales y compañeros integrados, motivados y con propósitos definidos.
Qué tan difícil o sencillo es comprender nuestro propio ikigai, depende de cada uno de nosotros, del tiempo que nos demos para introspección y autoconocimiento. No dejemos a un lado el tiempo para nosotros, es una gran inversión para nuestro presente y futuro.
Busquemos que nuestras pasiones, nuestras habilidades agreguen valor hacia nosotros y hacia los demás.