Por Dona Wiseman
Ésta es una columna anecdótica. No. Más bien es confesional, como mi poesía tiende a ser. Yo soy una buena persona. Eso dicen muchos. Me gustaría ser más maliciosa. Pero no lo soy. Aun cuando sé que alguien “me está viendo la cara” (porque sí me doy cuenta, no soy tonta), dejo con frecuencia que corra el tiempo para ver qué va a suceder, hasta dónde va a llegar la otra persona y, evidentemente, hasta dónde puedo o deseo aguantar.
En días recientes me he visto involucrada en varias situaciones de “aquél dijo que tú…”. Por un lado me da gusto ser tan comentada. Dicen que si el mundo no habla de ti estás haciendo algo mal. Parece que estoy haciendo las cosas MUY bien. Mi costumbre cuando pasan cosas así es preguntarle a la otra persona si realmente la primera persona le dijo tal cosa, o cómo fue el asunto desde su punto de vista. No siempre quedo conforme con ninguna de las dos versiones, pero a veces me agrada “agitar las aguas”, especialmente si, inocentemente, soy parte de la historia.
En estos días me llegó al pensamiento el tema/concepto de autocuidado y autoprotección, preceptos a los cuales he fallado terriblemente en mi vida. Si he sobrevivido, es por tener un ángel de la guarda todo terreno, enorme, fuerte, nada metiche, y que no ha dormido ni un minuto en los 61 años que tengo de vida. En algún momento me dijo una persona vidente que era el mismísimo San Miguel Arcángel. Le creo, las cosas no han sido para menos. Pero esas anécdotas requieren fogata y tequila.
Hoy lancé la pregunta a las redes sociales: ¿Qué significa para ti cuidarte? Buscaba una respuesta para mí y sí que la encontré. Las respuestas fueron variadas.
- Observarme
- Ponerme atención y no atascarme los placeres
- Poner atención a Pepe Grillo
- Decidir estar como me da la gana, o lo más parecido a eso
- Intentar estar lo más alejada posible de quien y de lo que me quita la paz; atender mi salud física y emocional
- Poner límites
- Hacer lo que “tenga que hacer” para sentirme bien emocional y mentalmente
- Hacerme emocionalmente responsable
- Hacer lo que necesito física, mental, emocional y espiritualmente, a tiempo y con amor
- Ser congruente con lo que siento, pienso, sueño y vivo
- Llevar siempre casco y el alerta encendido
- Hacer caso a lo que siento, escucharme y decidir lo que necesito para mí
- Alejarme de las malas vibras
- No cometer pendejadas que me lesionen o me metan en problemas
- Ser cauto y desconfiado
Entre las respuestas estaba la de un amigo músico. No sé si mis amigos músicos (que son muchos) saben lo importante que son para mí. Como personas, claro está, pero no sé si entienden la sanación espiritual que me aporta la música. Bueno, si los ven por allí, por favor díganles que no hay cosa que me relaje más ni que me permita olvidarme de preocupaciones y estrés mejor que la música, su música.
Este amigo escribió: Take it easy. Es el título de una canción del grupo Eagles y significa Tómalo con calma. En respuesta hice lo que comúnmente hago. Escribí la siguiente frase de la canción: Don’t let the sound of your own wheels drive you crazy, que significa: No permitas que el sonido de tus propias ruedas te vuelva loco. Él respondió: Ya ves, los Eagles tenían razón. Y en efecto, así es. Creo la mejor manera de cuidarme es no permitir que mis propios pensamientos, ideas, creencias, dudas, indecisiones, quejas, deseos, rebeldías, protestas, confusiones, etc. me dominen. Entonces respiré y solté.
¡Te invito a escuchar la canción!