Por Laura Prieto
México es un país religioso, donde abundan las tradiciones y festejos, creencias en milagros. Cada colonia tiene alguna pintoresca fiesta patronal. Hace unos días se celebró el día de la virgen de Guadalupe, impuesta por la colonia española, esta virgen cuenta con muchos adeptos y fieles devotos.
En mis inicios como tatuadora, hace 14 años, frecuentemente llegaba al estudio gente queriendo llevar en la piel una virgen morena. Algunos se tatuaban porque “debían una manda”, otros pidiendo algún milagro, muchos para protección. Cada tatuaje requerido llevaba una historia de fe y esperanza. Para mí era un diseño difícil de hacer, siempre me ponía nerviosa tener que captar a la perfección la esencia de esta virgen, pero al igual que otros tatuajes de fe, consideraba un buen augurio realizar ese trabajo.
Actualmente la globalización y las nuevas tendencias que vemos en todos los sitios de internet, han dejado un poco de lado el tatuaje de la virgen de Guadalupe. Se han popularizado iconos de fe de otros países: mano de Hamsa, Buda, Shiva, Om, y también dioses aztecas y mayas han ocupado el lugar de figuras de la religión católica, aunque esto no cambia el hecho de que cada diciembre, en todo el país las calles se paralicen por las procesiones de peregrinos que van a saludar a su virgen favorita.