Un bebé requiere de ser llevado en brazos para seguir desarrollándose de manera óptima fuera del vientre materno (exterogestación).
Por Dennis Charles
El ser humano es tan complejo que, según los zoólogos Portman, Kovacs y Bostok su gestación debería durar alrededor de 18 meses; sin embargo, solo dura la mitad: ¡9 meses! ¿y qué pasa con los otros nueve meses restantes? ¿acaso no son necesarios?
Los siguientes nueve meses después del nacimiento son tan importantes para el desarrollo de un bebé y es en este punto en donde entra el término de exterogestación, que como su nombre lo indica, es la gestación fuera del vientre materno.
Portman, al compararnos con diferentes especies de animales, menciona que el embarazo debería durar 18 meses y al nacer el bebé este debería ser capaz de gatear y sentarse por sí solo tal como lo hacen otras especies; sin embargo, esto no sucede así en el ser humano; el hombre es el único ser viviente que tiene un desarrollo y una infancia más larga.
Entonces ¿cómo se puede compensar el tiempo faltante de gestación para el desarrollo óptimo de un bebé? La respuesta es simple: en nuestros brazos. La exterogestación refiere que un bebé debe de estar nueve meses en el vientre materno y nueve meses en brazos para poder desarrollarse de manera óptima.
El zoólogo y biólogo Hassenstein categoriza al ser humano como criaturas portadas o de acarreo la cual se caracteriza por la necesidad de estar en contacto con la madre para poder seguir desarrollándose. Por lo tanto, un bebé requiere de ser llevado en brazos para seguir desarrollándose de manera óptima fuera del vientre materno (exterogestación). Desde el pasado, cuando el humano se trasladaba de un lugar a otro, el bebé siempre era cargado por alguien; genéticamente un bebé requiere de estar en contacto con alguien para sentirse seguro, es su sistema de supervivencia el cual favorece a desarrollar un apego seguro y una buena autoestima.
El cargar a los bebés los provee de muchos beneficios; los ayuda a conciliar el sueño, regular su temperatura corporal y la frecuencia cardiaca, favorece la lactancia, minimiza los síntomas del reflujo, los provee de seguridad y favorece los vínculos afectivos.
Los bebés no se embracilan, los bebés necesitan ser cargados de la misma manera en que necesitan dormir, comer y respirar. Un bebé no se “mala acostumbra” a ser cargado; un bebé necesita ser llevado en brazos para sentirse amado.
STELLA
Dennis muchas felicidades por tu articulo. Aunque aún no soy madre he escuchado muchos comentarios acerca de “mal acostumbrar” a lo bebés cargándolos demasiado, tal vez hayamos confundido el cargarlos y abrazarlos con no dejar al bebé realizar nada por si solo, tu articulo me deja muchas cosas en claro. Un abrazo bonita 🙂