Fundadora y actualmente rectora del colegio Maple Bear, en Saltillo. Cecilia Trujillo, también es madre y esposa. Siempre trabajando por alcanzar sus sueños y construir un mundo mejor, derribando todos los obstáculos.
Quién es Cecilia Trujillo.
Soy Diseñadora Gráfico, apasionada por el tema de la educación y de los niños, y también del arte. Desde muy temprana edad comenzó mi gusto por educar. Inicié a trabajar como maestra a los 12 años y desde ese momento supe que eso quería hacer toda mi vida. Un día mi esposo me dijo, “¿qué te parece si ponemos un kínder?” Comenzamos en el año 2006, en aquel entonces se llamaba My Little School y comenzamos con 6 niños. Finalmente tenía la oportunidad de hacer las cosas como yo pensaba que debían ser. Creí que estaba sola contra el mundo al pensar que debía existir una forma divertida de aprender, un método en que los niños disfruten aprender y abrimos el colegio pensando, “sí podemos hacer un cambio en la educación y sí podemos ofrecer algo diferente”. Para finales del primer ciclo ya teníamos treinta y tantos alumnos y para el siguiente ya eran alrededor de 80. Se corrió el buen rumor de que enseñábamos de una forma diferente, los niños que estudiaban con nosotros tenían un sello muy particular que era el ser felices y ese era realmente nuestro objetivo, nos enfocábamos en eso.
En este caminar me dí cuenta que no estaba sola, que existían más metodologías alrededor del mundo en las que se enfocaban en las necesidades del niño, que tenían cuidado de su desarrollo y fue entonces que empezamos a abrazar este enfoque y lo establecimos. Los padres de familia nos pedían que abriéramos no solo maternal sino también kínder y entonces abrimos kínder, y de igual manera terminó kínder y “Cecy ábrenos primaria”, y ahorita ya contamos hasta secundaria, queriendo que los niños terminen todo su proceso de aprendizaje con esta forma diferente de aprender.
La metodología de aprendizaje canadiense.
Hoy por hoy estoy apasionada por la metodología canadiense que es reconocida a nivel internacional no solo porque tiene lo mejor en su plan académico, sino porque se ha enfocado en la persona, en que el niño tenga una pasión por el aprendizaje, en que toda la vida esté investigando, resolviendo problemas, que busque trabajar en equipo, que se respete y respete a los demás. La canadiense es una metodología basada en la finlandesa, pero aterrizada a América y, en nuestro caso, a México. Entre más conozco sobre este método más me apasiona. Queremos hacer un cambio, ser punta de lanza y poder dejar un legado. Tal vez abarquemos solo mil niños y en ellos dejemos la semillita, y eso es suficiente. Siempre he creído que una pequeña chispa puede ser un gran fuego.
Nos tenemos que renovar, los niños de hoy están expuestos a muchísimos estímulos. Yo recuerdo cuando era niña había un solo espectacular en toda la ciudad y eso era todo y por eso un solo maestro podía ser tu centro de atención. Pero hoy por hoy, todo ha evolucionado, los estímulos para los niños son demasiados entonces es imposible que una sola persona estimule a los niños en todas las áreas. Esta metodología le permite al niño moverse solo, con autonomía, con toma de decisiones con solución de problemas dentro de su entorno.
Debemos creer en la felicidad de aprender.
Como adultos nos pasamos la vida solucionando nuestra infancia, “estoy traumada porque de niña me hicieron tal cosa, me duele porque de niño”, pero no permitimos una infancia feliz y que así tengan una edad adulta sin traumas que resolver. Por esto nuestro mayor reto como escuela es demostrarles a los papás y a las mamás que se puede ser feliz aprendiendo y que cada niño tiene un propósito diferente en la vida, cada niño tiene talentos tan únicos, tan propios que eso no lo hace ni más, ni menos, eso lo hace especial y lo hace único.
Cómo le hizo.
Una palabra clave que me define a mi es apasionada. Yo me comprometo al mil a conseguir lo que me propongo. Hemos crecido en un mundo competitivo en donde tienes que ser mejor que otro, tienes que demostrar que eres lo máximo en todo y eso es lo que ha hecho que seamos cada vez más infelices. Queremos que un trapecista sea payaso y un payaso trapecista y no es así, cada quien es lo que es. Debemos de ser la persona más feliz haciendo lo que hacemos, hacer zapatos, hacer paletas.
Me siento muy privilegiada porque hoy por hoy he visto que el modelo educativo que nosotros construimos para el colegio del que fuimos pioneros ha inspirado a otros colegios a hacer lo mismo y eso me encanta, porque honestamente nosotros no podemos abarcar a todos los niños de Saltillo, sin embargo, me encantaría que todos los niños de Saltillo, tuvieran más opciones de una educación diferente. Me llena de felicidad ver que otros centros educativos están ofreciendo una manera de aprender diferente.
Cuando empezamos el colegio nuestros hijos todavía estaban chiquitos, necesitaban mucha atención. Al abrir el maternal, ellos ya estaban en primaria, secundaria y necesitaban mucha cercanía, sin embargo fue un trabajo de familia donde ellos estaban con nosotros y se daban cuenta que los niños de nuestra escuela eran muy felices, aunque a la vez era un poco frustrante porque no los podíamos tener con nosotros Uno de los frutos más satisfactorios es que ahorita nuestra hija quiere estudiar educación, dice: “Yo quiero estudiar educación y quiero educar de una forma diferente, quiero que esto siga por años.” Así que ella ha decidido irse a estudiar educación a Canadá.
La infancia es el mejor momento para aprender.
Queremos que el niño sea un adulto que soluciona, que toma decisiones, pero de cero a siete años, cuando desarrollamos las habilidades para la vida, no selo permitimos en lo absoluto. El niño que tomó decisiones de niño es un adulto que sabe tomar decisiones, el niño que respeta es un adulto que respeta. Hace poco estuvimos en una conferencia sobre educación muy interesante, en la que hablaban sobre un señor que había ganado el premio nobel de economía, él decía que la gente mal invertía su dinero, que lo guardaban para invertir en la mejor universidad y no les importaba el kínder o secundaria al que el niño había ido, y sin embargo está comprobado científicamente que la mejor edad para aprender es entre los cero y los siete años. Decía, “si nuestra mejor inversión monetaria fuera a esa edad, créanme que tendríamos los mejores resultados.” Y lo que pasa es que el preescolar, la edad tempana de la educación es como la caja de herramientas donde empezamos a guardar el martillo, el taladro, el saca astillas, etc. y aprendemos su uso. Cuando llegamos a la edad adulta ya podemos aplicar nuestras herramientas.
Asesorías, pero de profesionales.
El principal consejo que yo les doy a todas las mamás es no se asesoren por otras mamás, sino de alguien con un trasfondo pedagógico que esté capacitado para dar una opinión, No se dejen llevar por comentarios como “¿a poco el tuyo no lee?, ya está en kínder y no lee, ¿cómo que no suma?, el mío ya hasta multiplica.” Se ha convertido una violación a la infancia el presionar al niño a hacer algo. Ese es mi consejo. Si tu hijo esta apunto de quedarse ciego no vas con la vecina, a preguntarle qué le pones, ni con la abuelita. Vas con los profesionales que te puedan dar una solución. Es exactamente lo mismo en el tema de educación.
Nosotros como escuela seguido ofrecemos escuelas de padres donde platicamos qué sucede dentro de la escuela, qué nos hace diferentes, por qué dejamos que el niño tome una decisión, yo pongo al niño las diferentes opciones y el niño escoge. Cuando decides dar el paso a una educación diferente tu compromiso es documentarte, para lograr un cambio verdadero.
Maple Bear.
Es una franquicia internacional, su objetivo es llevar al mundo entero las mejores prácticas en educación canadiense. Ahorita existe en Marruecos, India, Brasil, Canadá, son más de 300 escuelas alrededor del mundo. Somos una familia globalizada, todos certificados y algo muy interesante es que no somos nosotros contra el mundo.
El futuro a la vista.
Una de las cosas que más anhelo es el momento de ver a esta generación de niños como adultos, viéndolos ser adultos diferentes, profesionistas diferentes, padres diferentes. Mi sueño es sentarme en una banca y ver que mis exalumnos traigan a sus hijos diciendo “quiero que mis hijos también vivan esto, aprendan así”.
Otra de las cosas que me veo haciendo en el futuro es abriendo otras escuelas alrededor de México, ese es otro gran sueño. Ahorita tenemos la mira puesta sobre Monterrey. Torreón, Querétaro, hacer una explosión de Maple Bear, me veo abriendo escuelas y también disfrutando de mis hijos. R