Por Dennis Charles
Soy madre de dos hermosas hijas; una de 5 años y una bebé de 8 meses. Las dos nacieron de distinta forma, se alimentaron de manera diferente (con mi hija mayor tristemente fracasé con la lactancia) y sus periodos de sueño son también muy distintos; sin embargo, las dos siempre han dormido en la misma cama junto con su padre y conmigo.
Mi pequeña bebé al ser alimentada exclusivamente con leche materna, su sueño ha sido menos profundo (¡la mayor desde los dos meses durmió toda la noche!) ya que constantemente se despierta para sus tomas nocturnas; sin embargo, pese a que no he vuelto a dormir más de cuatro horas seguidas, estas desveladas y despertares nocturnos no se han transformado en noches agotadoras gracias a que mi bebé duerme junto a mí en la misma cama.
Desde épocas remotas el colecho ha sido parte de nuestra historia. El dormir separados de los bebés es más reciente de lo que creemos. El colecho es sumamente beneficioso para nuestros bebés, les permite sentirse seguros, reciben calor, protección y afirmación emocional. También favorece la lactancia, un bebé que duerme con su madre es amamantando más seguido que un bebé que duerme separado de sus padres. Esto reduce el riesgo de muerte súbita la cual ocurre en la fase profunda del sueño y en un bebé que hace constantes tomas nocturnas, esta fase de sueño es menor.
El dormir con los bebés permite a los padres estar más pendientes de sus necesidades, si el bebé se siente mal, vomita o simplemente tiene un accidente de pañales, le es más fácil a la madre atenderlo de manera inmediata. Un bebé que duerme con sus padres llora menos. Un bebé que duerme en otra habitación, al dejarlo llorar para que “se acostumbre” entra en un estado de tensión y estrés liberando cortisol que a la larga puede perjudicar su salud.
Colechar es simplemente brindar al bebé lo que naturalmente necesita: contacto, amor, protección y alimento.
Colechar implica despertar cada tres horas o cada dos o a cada hora. Es dormir en ocasiones contracturada para poder ofrecer leche materna a tu bebé, es volverte a acomodar porque por un instante tu bebé dejó de sentirte. Es mirarte al espejo y no reconocer a esa persona detrás de esas enormes ojeras que ni el mejor corrector del mundo puede cubrir. Es saber que vale la pena porque estás consciente que no será para siempre y que algún día no muy lejano extrañarás estás noches eternas y añorarás el volver a sentir esas pequeñas manitas alrededor de ti.