La inteligencia naturalista

Mucho se escribe acerca de las características que deben tener las generaciones futuras para cambiar el curso de la humanidad.

Por Susana Veloz

 

Uno de esos eruditos y escritores es Howard Gardner, psicólogo e investigador en Harvard, reconocido por sus análisis en cognición y su formulación del concepto de inteligencias múltiples el cual estipula que, habiendo una gran variedad de problemas, los seres humanos tenemos diferentes capacidades para resolverlos de maneras muy distintas.

Como todo científico e investigador, Gardner continuamente actualiza sus conocimientos y nos los comparte. Así, en su penúltimo libro Las cinco mentes del futuro, este psicólogo nos da una hoja de ruta sobre la importancia de desarrollar las siguientes capacidades en el ser humano del futuro: disciplina, síntesis, creatividad, respeto y ética.

En una lectura amigable y acertada, este libro carece de una de las inteligencias que en su momento (1995) presentó como actualización a sus 7 inteligencias múltiples: La mente naturalista.

Para Gardner, esta inteligencia corresponde a las personas que son capaces de categorizar elementos del entorno reconociendo sus diferencias y el modo en el que se relacionan entre sí, y de utilizar esta información para interactuar con ellos de manera beneficiosa.

Pensada como una respuesta a la manera en que nuestros ancestros lograron sobrevivir (reconociendo plantas benéficas y relacionándonos con otros animales), la inteligencia naturalista es palpable en los primeros años de vida de una persona. Hay una conexión innata en aquel niño que, al pasar 5 minutos en contacto con la naturaleza, comienza a dejar de temerle a los bichos, a los ruidos propios del mundo exterior y comienza a explorarlo, para entenderlo y luego amarlo.

Como ejemplo de personas que presentan este tipo de inteligencia se encuentran: Charles Darwin, Jacques Cousteau y Jane Goodall. El primero, reconocido naturalista inglés que planteó por primera vez la evolución biológica de las especies. El segundo, explorador francés del mar, que popularizó la defensa del mundo submarino.

Jane Goodall, por su parte, es un caso especial ya que, sin haber tenido una formación formal científica, es hoy en día la primatóloga, etóloga y antropóloga más reconocida del mundo. Con su inteligencia naturalista, revolucionó la manera en cómo eran estudiados los primates en su hábitat salvaje. Mientras que sus instruidos colegas seguían las rígidas normas de numerar, clasificar y describir a los “objetos” de estudio, Jane optó por ponerles nombres y ser parte del grupo de sujetos. Fue así como descubrió que los chimpancés tienen diferentes personalidades, razonan, tienen emociones y una vida social como la nuestra.

Jane Goodall encarna la inteligencia naturalista primigenia. Ella conserva la capacidad de asombro de un niño frente a lo que la rodea. Cuestiona y es atrevida. Todo eso la ha llevado a recorrer el mundo en defensa de la última trinchera de esta inteligencia: la protección de la naturaleza.

Viajando por todo el mundo, nos instruye y nos hace más sensibles a las necesidades de los animales. Desde su reserva en Gombe, Tanzania, siempre tiene algo que decir con respecto a la caza de trofeos de animales, la caza ilegal de tiburones, los corales, el maltrato animal, etc.

Jane Goodall, vista por aquellas personas que han tenido contacto con ella, ya fuere de manera profesional o personal, encarna esta inteligencia, porque tiene las siguientes características:

  • A sus 84 años de edad, no ha perdido el sentido de asombro, el humor, la espontaneidad y la dulzura propios de la psicología infantil.
  • Colabora de manera no jerárquica y su sentido de comunidad la lleva a trabajar con equipos multidisciplinarios en muchos temas. Y esto se ve reflejado en su capacidad de interacción con los demás, desde científicos galardonados, hasta activistas civiles.
  • Pensando en grande y actuando en pequeño, Goodall toma siempre con seriedad y perseverancia su misión logrando retar los dogmas científicos de su profesión.
  • Motiva a la acción en las personas que pasan por su vida utilizando un lenguaje simple y universal. Además de ser una abogada de los animales, es una excelente narradora y una profesora que escucha, educa e involucra a las generaciones más jóvenes en la protección de los animales.
  • Su vida se fundamenta en una conexión intuitiva entre el ser humano y lo natural. Ve a los animales como seres con mente, emociones e individualidad.
  • Empática, paciente y resiliente, Jane Goodall abre las puertas de su conocimiento y sus redes para generar un cambio exponencial.

La propuesta de las inteligencias múltiples nos acerca al desarrollo de seres humanos más completos, que enfrentan problemas propios de un tiempo de cambios turbulentos, de un siglo XXI que va más rápido e implacable que los anteriores. Y entre ellos, la conservación del medio ambiente y el respeto a las demás especies se vuelve importante para nuestra propia sobrevivencia.

Cultivar una mente naturalista en nuestras nuevas generaciones no es nada fácil, porque el mundo que nos rodea parece cada vez más inasequible. Pero encender el fuego a partir de una chispa es siempre mejor que empezar de cero. Y mientras la naturaleza conserve su luz en nuestro interior, el ser humano siempre podrá elegir amarla y respetarla.

Susana Veloz

Realicé mis estudios de fotografía en la Ciudad de México, especializándome en Técnica Polaroid, Arte Zen, Iluminación y Retrato. Mi trabajo ha sido publicado en diversos medios impresos. Desde 2007 me dedico a la docencia. Hoy divido mi tiempo entre dar clases, realizar sesiones y rescatar perros de la calle.

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