Por Dona Wiseman
Creo en las pérdidas.
No creo merecer nada, ni bueno ni malo.
Creo que hay momentos en la vida en que me he de dar por vencida.
No creo que puedo hacer todo, ni alcanzar estrellas, ni nada así.
Creo que las necesidades reales tienen satisfactores que son alcanzables, lo demás es fantasía.
Creo también que satisfacer esas necesidades puede requerir tiempo y un proceso más que menos largo.
No creo que el Universo esté mirándome para solucionar mis problemas ni castigar a los que me han hecho algo.
Creo que llegué a esta vida completa pero que me falta desarrollarme.
No creo en enemigos.
Tampoco creo que puedo ser amiga de todos, ni escojo a todos como amigos míos.
No les caigo bien a todos, no me quieren todos (ni tendrían porque hacerlo), y no les gusto a todos los hombres.
Creo que soy una persona complicada.
Creo que tengo la razón en muchas cosas, pero no creo que la mía sea la única razón.
Creo que mis ojos viven su propio mundo al igual que los tuyos.
Creo en la reactividad, que artísticamente llamo rebeldía.
Confundo la ansiedad con energía vital.
No creo en el bien y el mal tajantemente definidos.
Creo en la psicoterapia y el proceso personal.
Creo en la transparencia y en la autenticidad.
Creo en los principios y en los finales.
Creo que puedo cambiar al mundo y creo en el arte como factor de ese cambio.
Creo que todo tiene una especie de vida: animales, piedras, plantas, objetos inanimados y hasta seres humanos.
No creo que me conozcas tanto como piensas tú y sé que yo no te conozco completamente.
No creo que los hijos les deban nada a los padres, ni vice versa.
No creo que la vida me deba nada tampoco.
Creo que la Madre Tierra se puede cuidar sola, lo prudente para mí es no estorbar.
Creo que la ignorancia es un charco profundo y fétido en donde se pierden personas, muchas personas, y a veces etiquetamos a esos perdidos como perversos.
No creo que la política (como la conocemos) sea la respuesta a los males del mundo.
No creo que los niños sean “los reyes del hogar”, ni de ningún otro lugar.
Me da repulsión el fanatismo de cualquier tipo.
No creo que “todos” tendríamos que profesar ninguna creencia en común; a menos que sea el amor.
Creo que el amor es un concepto cuyo significado nos (o más bien “me”) es distante aún.
Y creo que así estoy, y así está bien.
¿Y tú?