Satisfacción

En una buena parte de las decisiones que tomamos lo que realmente importa es nuestra satisfacción y no tanto si es una decisión correcta o no.

Por Dona Wiseman

 

– No tenemos por qué dar explicaciones ante nuestras decisiones.

– Así es… pero tendemos a hacerlo.

– Hay que preguntarnos para qué lo hacemos.

– Para justificar mis propias decisiones. Qué complicado.

 

Nos dedicamos mucho a la justificación. Cuando tenemos que tomar una decisión, con frecuencia ensayamos días y noches enteros en búsqueda de la manera adecuada de convencer a otros que estamos en lo correcto. O quizá lo que realmente buscamos es convencernos a nosotras mismas.

En una buena parte de las decisiones que tomamos lo que realmente importa es nuestra satisfacción y no tanto si es una decisión correcta o no. Hay un sinfín de opciones normalmente, pero, aunque muchas de esas opciones son buenas, solamente pocas de las mismas nos pueden satisfacer. La satisfacción es una meta importante para cada una de nosotras. La habilidad de estar satisfechas es una conquista que habla de la madurez que hemos adquirido.

Mucho hablamos de ser felices. Yo he preferido pensar que la “felicidad” se encuentra en el estado de satisfacción y aceptación. Cuando aceptamos la vida como es y a nosotras mismas con nuestras preferencias, nuestros deseos y nuestras necesidades estamos un paso más cerca de la satisfacción.

Entonces propongo que para tomar una decisión lo único que requerimos es poder conectar con lo que necesitamos y deseamos, con lo que nos satisface. Pienso que eso sería más que suficiente para “justificar” la decisión que estamos tomando. Si lo es, igualmente podremos aceptar y entender las decisiones de otros sin sentir que tendrían que hacer algo que nos satisface a nosotros, o que tendrían que justificarse ante nosotros.

Si somos personas maduras, tomaremos en cuenta a los demás, no haremos daño a propósito, no haremos nada ilegal, etc. Pero es verdad que alguien más se puede sentir incómodo con lo que decidimos. La incomodidad no es un daño. Es natural en un mundo donde cada individuo tiene necesidades y expectativas distintas. No siempre estamos de acuerdo con lo que hacen las personas cercanas a nosotras. Y ni todas nuestras justificaciones harán que los demás estén siempre de acuerdo con nosotras.

Si tienes el hábito de justificar tus decisiones, te invito a cuestionarte, a examinar tus necesidades y el propósito de tu justificación. ¿Para qué es? ¿Qué buscas? ¿Qué necesitas?

Y te invito a buscar tu satisfacción en cada una de tus decisiones.

Dona Wiseman

Psicoterapeuta, poeta, traductora y actriz. Maestra de inglés por casualidad del destino. Poeta como resultado del proceso personal que libera al ser. Madre de 4, abuela de 5. La vida sigue.

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