Por Dennis Charles
“No es fácil ser la hermana mayor”, estas fueron las palabras que mi hija de cinco años me dijo un día mientras nos relajábamos frente al televisor. Efectivamente mi hija tiene razón, no es fácil que, de un día para otro, dejes de ser el centro de atención. Tampoco es fácil tener que compartir el amor de tus padres (aunque los padres que tenemos más de un hijo sabemos que el amor no se reparte, los niños difícilmente lo entienden). No es fácil tener que esperar a que te atiendan simplemente porque un diminuto bebé necesita ser alimentado a cada rato. No es fácil entender porque a ese bebé le hacen muecas y caras chistosas mientras que a ti te tratan sin tanta algarabía.
La llegada de un nuevo miembro a la familia es un momento muy complicado para el hijo mayor; su mundo cambia por completo por lo que intentan que vuelva a ser como lo era antes: ya sea expresando abiertamente que regresen al bebé al hospital (como lo hizo en más de una ocasión mi hija), imitando las conductas del bebé o simplemente “portándose mal” para nuevamente atraer esa atención que el bebé le ha robado.
Un niño pequeño que se convierte en el hermano mayor posiblemente pueda sentirse herido; siente que ha perdido en parte a sus padres. Y realmente es así, ya que un bebé requiere de ser atendido a cada momento; sin embargo, los hermanos mayores también requieren de ser atendidos, también necesitan ser abrazados tanto como él bebe.
Podemos ayudar a estos nuevos hermanos mayores a no pasarla tan mal cuando el hermanito llegue; y debemos de empezar desde el embarazo para evitar que el cambio sea repentino. Una manera para empezar a crear una conexión con su hermanito es pedirle que le hable desde la pancita para que pueda escuchar su voz; involucrarlo en las compras de bebé y no olvidarnos de decirle lo mucho que lo amamos y lo felices que estamos porque pronto se convertirá en un hermano mayor.
Cuando nace el bebé, el primer encuentro entre hermanos es muy importante porque el cerebro tiende a fijar los recuerdos emocionales intensos y los utiliza para dirigir el comportamiento del niño; si el hermano mayor al conocer a su hermanito se siente desplazado, esa primera impresión le dejará una huella emocional. Los padres deben planificar este encuentro y ser ellos quienes hagan la presentación; se recomienda que el padre sea quien vaya por el hermano mayor y que al entrar a la habitación, la madre se encuentre con sus brazos libres para recibirle, mientras que el bebé es cargado por alguien más o se encuentra en su cuna. Si el hermano mayor desea cargarle, permitirle hacerlo, de esta manera crearán una conexión positiva.
Al nacer el bebé debemos seguir involucrándolo; pedirle que nos ayude a traer un pañal, las toallitas o la ropita; pedirle que le cante una canción a su hermanito para dormir ya que él es el único que lo puede tranquilizar; etc. Es importante buscar momentos especiales para pasar a solas con el hermano mayor; no olvidar decirle que lo amamos y llenarlo con besos y abrazos.
Les comparto un verso de la canción Número uno, escrita por Wayne Freiden y Marie Hartwell la cual describe perfectamente lo que sintió mi hija con la llegada de su hermanita:
Qué difícil es ser el número uno
Y después no es nada divertido
La vida era tan bella cuando éramos tres
Mamá, Papá y Yo
Y ahora llegó otro
Y no me gusta nada
Regrésenlo al hospital
Y olvidémonos del asunto.