Por Clara F. Zapata Tarrés / La Liga de la Leche A.C.
Cuando nació Rebeca, mi primera hija, yo estaba estudiando el doctorado en Monterrey. Fue una enorme sorpresa enterarme de que por fin iba a ser mamá, porque para mí era un enorme deseo desde que era muy joven. Pasé la mayor parte del embarazo, yendo y viniendo de Saltillo a Monterrey, a veces tranquila y otras nadando en las nubes de la carretera. Cuando llegó el mes de octubre, dos semanas antes de su nacimiento, decidí tomarme mis días para prepararme. Empezaron las angustias porque creí que en algún momento me dirían: “Puedes irte a tu casa unas semanas antes… descansa y despreocúpate…”. Y no.
Después, llegando el día del parto, Rebeca tuvo que nacer por una cesárea de emergencia. Y también yo creía que mis ideas o pensamientos eran de sentido común. Tampoco. Las contracciones no dolían tanto pero cuando me rompió la fuente el doctor fue una cosa espantosa… Segunda sorpresa.
Luego de algunas horas de estar en la sala de recuperación, también creí que me darían a mi bebé y que amamantarla sería naturalmente sencillo. ¡Menos! Tardaron unas 7 horas en entregármela y ya le habían dado algo de comer. Tercera sorpresa. Pero lo logramos, lactancia exclusiva.
A las dos semanas de nacida, recibí una llamada de la universidad para volver y entregar para ya mi proyecto. Leía y escribía en las madrugadas mientras amamantaba. Creí que podría llevarme a mi bebé a mis clases pues éramos pocos alumnos y el espacio era muy cómodo y libre según mi percepción. La respuesta que obtuve no fue la esperada y además me dijeron que para qué quería estar con mi bebé que la iba a hacer demasiado dependiente (¡tenía tres semanas de nacida!). Cuarta sorpresa. Después de ahí, no me separé de mi bebé (ya más grande) más que en algunos momentos cortos de trabajo o estudio y encontré a Vero y Margarita que me abrieron las puertas de su corazón.
Esto fue ya hace 9 años. Y en nueve años han cambiado bastante las historias. Y como luego dicen, hasta de las peores experiencias aprendemos mucho. En primer lugar, aprendí que no todos pensamos igual en el tema de la maternidad. En segundo lugar, que el sentido común tampoco nos traslada a los mismos referentes. En tercer lugar, y es algo que valoro hasta el cansancio, conocí lo que es no juzgar a las personas, y menos por su ignorancia (¡ja!). Y por último y más importante, estas experiencias me enseñaron que para conseguir lo que una quiere, tiene que luchar por ello, plantear sus necesidades, decidir por una misma para ser libre y autónoma en nuestras convicciones particulares. Y entonces, Yo asumo y me asumo.
Y así, todo esto me trae cotidianamente a la mente y al corazón, que además del mundo hospitalario y universitario, hay muchos otros mundos. Y otro de ellos es el mundo del trabajo. En La Liga de La Leche vamos comenzando con talleres sobre cómo hacer posible que tengamos una lactancia amable y podamos seguir trabajando. Y nos encontramos con que en la mayoría de las ocasiones, solemos arreglárnosla de diferentes maneras, unas chistosas y simpáticas, otras quizás angustiadas y unas cada vez más informadas. Lo cierto es que este tema tiene muchas aristas y algunas de ellas tienen que ver con mi anterior narración. No todos los empleadores conocen el tema de la lactancia y sus implicaciones a la hora de apoyar a una madre que desea hacerlo con todas las de la ley. Tampoco están informados sobre los beneficios que les traería apoyar a sus madres trabajadoras lactantes. Y menos aún, tienen el sentido común… En este sentido, nuestra tarea, (la de La Liga de La Leche y la de las mismas madres) es precisamente sensibilizar e informar para que podamos acceder a más espacios y realmente tener nuestros derechos al día. Claro que podemos ir a nuestro coche o al baño a sacarnos la leche; irnos más temprano o llegar más tarde al trabajo aunque no amamantemos; hablar con nuestro jefe directo informalmente; dejar a nuestros hij@s en una guardería que le sea indiferente la conservación de la leche humana o que nos diga que no importa si le dan un “poquito” de fórmula. Pero, ¿es lo que queremos? O ¿queremos una sociedad toda, que vea por nosotr@s, que tenga en cada aeropuerto un lactario por si necesitamos usarlo cuando viajamos de trabajo, que cada aerolínea tenga políticas escritas sobre transportación de leche humana, que cada empleador nos reciba con un espacio digno, limpio y seguro para extraernos la leche, que se respeten las leyes sobre las famosas medias horas y al derecho a vivir una vida sin violencia, etc.?
Si deseamos respetar las necesidades y derechos de los niños a una alimentación sana, a una crianza cercana a su familia y a disfrutar con alegría la lactancia, tenemos mucho trabajo por delante y no podemos esperar a que las cosas avancen solas, sin nuestra intervención. Creámonos que nosotras somos las agentes de cambio… Luchemos por esos ideales… Y así, no estaremos solas.
Hace 10 años en Saltillo no veíamos ni siquiera estas preguntas, aun sabiendo que vivimos en una ciudad industrial con cientos de mujeres que son jefas de sus hogares. Sí existen muchas conquistas y las seguiremos construyendo paso a paso. Para ello, necesitamos estar juntas, seguras y autónomas, confiando en que nuestros pechos dan vida y que solidarizándonos, veremos en otros diez años, otra realidad que nos hará orgullosas de haber contribuido a aumentar ese vergonzoso 14% de lactancia mexicana. Discutiendo y haciendo revolución pacífica, también. Y las sorpresas se las llevarán los Otros. Juntas, ¡siempre!
Bibliografía
https://laligadelaleche.org.mx/
https://www.unicef.org/mexico/spanish/guialactancialess.pdf
Artículo 123 Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
NORMA Oficial Mexicana NOM-007-SSA2-2016, Para la atención de la mujer durante el embarazo, parto y puerperio, y de la persona recién nacida
Ley Federal del Trabajo
Art. 170 Fracción IV
LEY FEDERAL DE LOS TRABAJADORES AL SERVICIO DEL ESTADO Artículo 28
LEY GENERAL DE ACCESO DE LAS MUJERES A UNA VIDA LIBRE DE VIOLENCIA
ARTÍCULO 11.
Las experiencias de la tribu en los grupos de apoyo de La Liga de La Leche, te ayudan a llevar estos procesos de manera más relajada y tranquila. No dudes en asistir a alguno y pedir apoyo cuando lo necesites.
Taller Lactancia y Trabajo Saltillo
Matutino: Viernes 9 y 16 de febrero 2018 de 10:00 a 12:00
Vespertino: Jueves 22 de febrero y 1 de marzo de 18:30 a 20:30
Informes en FB @LLLSaltillo
Cel: 044 844 229 5916