De amores, amistades, sexo y lactancias. ¿Se puede?
Por Clara F. Zapata Tarrés / La Liga de la Leche A.C.
¿Y tú? ¿Dónde haces el amor?; ¿haces el amor?; ¿sexo y lactancia? ¿cómo te fue en el Día del Amor?
¿A poco no te lo has preguntado una y mil veces?… es una disyuntiva, una controversia total, un tema silencioso pero cons-tan-te. ¿O no?
La sexualidad es un tema que pertenece a nuestra historia como humanidad. Tan está presente que hasta tenemos un dios que la representa: Eros, dios de la seducción, el amor, la fertilidad… En cualquier cultura en la que “curioseemos” existe alguna deidad que los represente… La sexualidad pues, tiene mucha memoria y muchas historias que contar.
Y es que nos gusta despacito, con tiempo, con velitas, con música de fondo y que las caricias perduren para calentar el cuerpo pero también el espíritu. Aunque también nos gusta rápido, a solas, sin tiempo, con luces apagadas o prendidas, en privado, al aire libre, en fiestas, moteles, hoteles, en la mesa de billar, en la del comedor, en la cocina, en el piso, a todas horas o nunca, en la paya, la nieve, el desierto; con fantasías o tal cuál somos, transparentes; con reaggeton, cumbia villera o Mozart o… viendo las cincuenta sombras…
Y así… de pronto… ¡¡¡somos mamás!!! Nos llega la lactancia y podemos también tener todas estas posibilidades. La sexualidad es infinita… Infinita, porque todo depende de la imaginación que le podamos poner.
Y es que hay varios casos. Y esto lo escribo porque en general no lo hablamos. Es importante retomarlo y tomarlo en broma o en serio, pero HABLAR de ello para disfrutarlo y expresar nuestros deseos sin tapujos. Durante la lactancia puede ser que no tengamos ganas o, al contrario, que sintamos un deseo extremo. ¡¡¡Siiii, extremo!!! Pero vamos por partes…
Caso 1: Desde que amamanto no tengo nadita de ganas de hacer el amor. Estoy reseca y no lubrico ni poquito. Me duele…
Caso 2: Desde que nació mi bebé siento un deseo incontenible. Pero mi marido está muy serio, hasta parece que me mira como a una santa… y yo así…
Caso 3: Cuando mi bebé succiona al amamantarlo, siento placer…
Caso 4: Siento una gran confusión pues sale leche de mis pechos durante la relación sexual…y se me corta la inspiración o se me va la concentración…
Caso 5: Me siento tan cansada! Me duermo muy temprano y no tengo fuerzas ni tiempo para hacer el amor…
La vida está en constante cambio. La sexualidad y la lactancia combinadas resultan en un tema que no sale de nuestras alcobas y que queda en lo más íntimo de nuestras relaciones. Muchas veces en silencio, a solas, sin siquiera compartirlo con nuestro ser amado. Y es que a veces también imaginamos que la sexualidad es solamente una: coito, marido, posición de misionero y… luz apagada. Punto final.
Y cuando intentamos abrir el zoom, enfocar hacia diferentes direcciones y mirar al horizonte viene la libertad. Podremos empezar quizás a ponernos una crema con nuestro aroma favorito, bañarnos largo rato mientras nuestro bebé no nos necesita (tanto!), poner esas velitas, y comenzar a solas este juego. Y cuando llegue nuestro hombre o con quien queramos tener intimidad, platicar de lo que pasa, saborear de algunos besos amorosos, hacernos un masaje en la espalda o en todo el cuerpo. Y ya. No es necesario tener coito para hacer el amor. Hacer el amor es compartir nuestro cuerpo y nuestro espíritu con el otr@, conocernos en otras facetas, redescubrir caminos no transitados y sobre todo, amarnos. Y si se antoja, pues todo lo que nuestra imaginación vuele. Por otro lado, la sexualidad, como ya lo mencionamos más arriba, no solo es contacto físico. Es coqueteo, preparación del terreno, miradas, guiños, frases lindas, flores, creatividad…
El proceso mismo de amamantar es un acto sexual de las diferentes etapas de la vida de una mujer. Entonces, finalmente, puede ser que amamantando o no vayan y vengan las mismas dudas, los mismos cuestionamientos, las contradicciones inherentes a nuestros cuerpos y sus significados.
¿Lactancia y sexualidad? ¡Claro que sí! Con amor, paciencia, significado, pasión, intensidad, unión de espíritus, comunicación, deseos. Solamente nosotras sabemos lo que queremos, añoramos o pretendemos. Solas o acompañadas… no importa. El secreto es redescubrir y con tiempo paciente, abrir el foco de atención y de libertad… Amamantar y hacer el amor es totalmente posible… con reaggeton, Mozart, cumbia, 50 sombras o Maluma, da igual! Hagamos el amor, en todos los sentidos del término… “Seamos felices: los tres.”
Las experiencias de la tribu en los grupos de apoyo de La Liga de La Leche, te ayudan a llevar estos procesos de manera más relajada y tranquila. No dudes en asistir a alguno y pedir apoyo cuando lo necesites. En las reuniones las parejas son bienvenidas!!!