Por Champaca Treviño
En la vida no sabemos qué nos depara el destino. Los caminos que vamos tomando traen situaciones a enfrentar para lograr aprendizajes. Desconocemos el grado de impacto que puede llegar a tener la decisión que tomemos en cómo vivir cada día, y lo que hacemos con nuestras vidas. Grandes lecciones tenemos que nos convierten en almas más completas.
Desde hace más de 16 años, cuando tome la decisión de enfocarme en la consultoría, hasta el día de hoy, he pensado que es un trabajo que conlleva una gran responsabilidad de aprender, de crecer, de fortalecer, de estar codo a codo con las personas y las empresas hasta conseguir el objetivo deseado. Para mí un auténtico consultor no simplemente hace talleres, también se enfoca en un crecimiento real para conseguir buenos resultados, por eso no siempre me es sencillo explicar los alcances de mi trabajo.
Hoy, quiero platicarles una experiencia que me hace agradecer a la vida este trabajo, hace que reafirme el sentido de lo que hago y a tener una nueva forma de ver las cosas.
Hace algunos meses viví una experiencia totalmente enriquecedora. Un gran amigo y experto consultor me decía: “Champaca es momento de hacer otro curso”. En lo personal, tenía mis dudas, una agenda muy apretada que me hacía decirle: “Alejandro, no lo sé”. Estaba enfocada en otros temas. Por los mismos días una gran amiga me preguntaba cuándo tendría cursos y me pedía que le avisara cuando tuviéramos fecha para alguno de ellos porque quería un lugar.
Las cosas se dieron de una u otra forma, me comprometí en agenda, separé espacio para capacitación, vuelos de viaje, logística y organización. He de confesar que no estaba muy segura ya que tenía proyectos comprometidos, el tiempo encima y se atravesaban vacaciones. Pero “algo” me hizo seguir adelante. Mi amiga era el primer boleto de asistencia vendido, sin embargo, no era para ella, era un regalo para su esposo.
Se llegó el día, él fue la primera persona en llegar, puntual, sonriente, eligió el primer asiento de la sala de capacitación, justo a un lado del expositor.
Transcurrieron las más de 6 horas de aprendizaje en donde el grupo de asistentes era de grandes líderes, con varios extraordinarios amigos como asistentes y personas con las que me tocaba trabajar por primera vez, había un clima de gran participación, de ganas de aprender.
Sin embargo, algo llamó mi atención: el esposo de mi amiga, un gran amigo, tenía un brillo especial, fluía de una forma diferente, quería participar en toda actividad, en toda dinámica, buscaba saber más y más del tema. El curso estaba enfocado al desarrollo humano, con temas para analizarte como persona, profesionista y líder visionario y él buscaba -de una forma especial- aprender, vivir y sentir al máximo el curso, tanto, que en uno de esos momentos en que el caminaba y participaba en las dinámicas le tomé una fotografía, se la mandé a mi amiga y le dije: “¡Está feliz!”
Terminó el curso, se acercó conmigo y me dijo, “Gracias, me encantó el curso, fue totalmente diferente y aprendí muchas cosas, gracias”. Sin embargo, Carlos Cárdenas, amigo, al poco tiempo la vida decidió que emprendieras el vuelo hacia la gloria eterna y hoy yo te quiero dar las GRACIAS A TI, porque me diste un gran aprendizaje, de cómo podemos ser un medio para que una persona viva y disfrute tanto aprender. Le diste un sentido muy gratificante a mi trabajo, por tu forma de vivir el curso. Gracias también a la vida que acomodó las piezas para que éste se diera. Abro los ojos y tengo un punto de vista totalmente diferente, con un compromiso, una responsabilidad aun mayor, para hacer de la consultoría un trabajo de calidad, de emprender el máximo esfuerzo en cada curso. Acción y aprendizaje para un cambio. Vamos con todo hacia el 2018. Y amiga me quedo con tu frase: “Un día a la vez.”
Vivamos involucrando todos nuestros sentidos y despertando a la consciencia, creando con nuestras acciones lazos para la trasformación. Está en las manos de todos, es iniciar un proceso personal de trabajo, amor y compromiso.
Tomemos cada oportunidad que se nos presenta para conseguir un resultado increíble. Es un proceso diario, para ello hagamos que nuestro trabajo, más que un producto o servicio, deje un valor agregado en nosotros y en las personas. Les doy las gracias a todos los que han confiado en mí como consultora. Tomo el reto con responsabilidad de prepararme más para generar aún mayores herramientas para su desarrollo.