Por Kim Dewey
Cada niño es diferente. Hay niños que comen de todo y otros que no les gusta nada. Niños pickys, niños que les encanta comer y otros que solo para que den una mordida al taco es un show. Un día les gusta una cosa y al otro día otra. No hay receta secreta para lograr que los niños coman bien, pero si podemos usar algunas estrategias y hábitos en casa que contribuyen a que nuestros hijos establezcan una relación sana con la comida y aprendan a comer rico y sano.
- BLW (Baby Led Weaning) o alimentación complementaria guiada por el bebé, dirigida a bebés que empiezan la ablactación. Uno de los beneficios del BLW es que los bebés aprenden a reconocer y distinguir sabores, colores y texturas de sus alimentos. Aprenden desde temprana edad lo que están comiendo, a diferencia de ofrecer solo papillas revueltas que saben a todo y a nada. ¿Quieres conocer que es el BLW? Checa mi post sobre el tema aquí.
- No obligar a comer si no tiene hambre. Algunas personas no estarán de acuerdo y lo consideran una falta de disciplina. Pero el dejar que nuestros hijos coman cuando tienen hambre y no forzarlos a acabarse todo el plato, es una forma de que conozcan su cuerpo y tengan una mejor relación con la comida. Esto no quiere decir que no necesitan una rutina o que pueden comer galletas en lugar de la comida. Se trata de enseñarlos a escuchar su cuerpo y crear rutinas flexibles estableciendo limites saludables.
- Invitarlos a probar. Anímalos a probar diferentes comidas y sabores. Sin obligar, simplemente como sugerencia. Por ejemplo, a mi hija le digo: “Prueba, si no te gusta no lo comas y si te gusta y quieres más, te sirvo.” Hasta ahora ha sido super efectivo. No es que le guste todo, pero sí la mayoría de las veces prueba con gusto y eso ya es un gane.
- Comer lo que quieres que coman. Los niños harán más lo que observan que lo que escuchan. Si quieres que coman más verdura, tu come más verdura. Si quieres que coman fruta, come fruta. Quizá no lo hagan inmediatamente, pero será un hábito familiar y natural en casa.
- Tener a la mano comida saludable. Sobre todo, fruta y opciones de snack ricos y saludables. Los niños pequeños comerán lo que hay en casa.
- Involúcralos en la preparación. A los niños les encanta ayudar en la preparación de los alimentos y cuando son parte de ello es más probable que lo coman. Además, en el proceso conocen diferentes ingredientes, olores y sabores, desarrollan nuevas habilidades y se divierten.
- Darles (cuando es posible) opciones limitadas. No es convertir la cocina en restaurant, (típica frase de mamá) pero sí, cuando es posible ofrecer en algunas comidas opciones limitadas. Por ejemplo: “¿Quieres la avena con plátano o con manzana?” Es otra forma de que se sientan involucrados y tomados en cuenta.
- Comer sin pantallas ni celulares. Que la hora de comer sea un momento para compartir, platicar, o disfrutar en silencio. Comer con la televisión, ipad o celular en frente enciende el piloto automático, desconecta de los sabores de la comida, de disfrutar y de las personas que acompañan.
- Disfrutar de comer rico. No hablar de dietas ni alimentos “prohibidos”. Compartir y disfrutar la comida en casa como en una fiesta. Disfrutar de salir a tomar un helado u hornear galletas en familia es igual de importante para desarrollar una buena relación con la comida como comer saludable y con moderación.