Por Lorena Salas
Cuando no nos hacemos consientes de nuestras palabras y del impacto que ejercen en nosotros mismos, podemos encontrarnos diciendo frases como “siento que no valgo nada”, “me siento sola”, “no puedo”, “trato de hacer esto”, “creo que debería hacerlo”, “podría mejorar ciertas cosas”, entre algunos ejemplos, pero ¿te has preguntado qué siente tu cuerpo al decir estas afirmaciones?
Las palabras representan la fuente de energía quizá más poderosa que tenemos a nuestro alcance, y por ende, esto nos convierte en lo que decimos. Tan fuerte es el poder de una palabra que, o bien puede darnos paz y bienestar, como también puede hacernos sentir los seres más miserables del planeta.
Al decir una palabra, estamos afirmando algo, así que cuidado con lo que decimos a alguien o a nosotros mismos, y más con la energía con la que la proyectamos. ¿Cómo podemos hacernos conscientes de lo que decimos? Simple, cambia las descripciones de tu realidad y de este modo cambiarás también tu perspectiva ante la vida.
Una de las afirmaciones más efectivas con las que podemos comunicarnos ante el Universo y nuestro entorno, es el decir “Yo Soy”, con esto estamos abrazando nuestras creencias convirtiéndolas así en una realidad, así que nos “obliga” a pensar con cuidado cada palabra, por ejemplo, afirmaciones como: “yo soy feliz”, “yo soy amada”, “yo soy hermosa”, “yo soy bendecida”, “yo soy luz”, “yo soy valiente”, “yo soy saludable”, “yo soy exitosa”, “yo soy”.
Las palabras generan emociones y esto provoca una reacción en nuestro cuerpo, más allá de lo que se graba en el subconsciente, cada palabra se queda impresa en nuestro Ser, así que elige bien lo que vas a decir, sólo tú puedes cambiar la realidad y tus creencias con el poder de tus palabras, sólo en el aquí y ahora eres el único responsable de atraer lo que deseas mediante una sola afirmación, ¿ya la pensaste?