Ya no sé qué hacer con mi hijo

Disciplina no se trata de ganarle a los niños sino de conectarnos con ellos.

Por Dennis Charles

Diariamente en mi trabajo recibo padres desesperados y todos me repiten la misma frase: “ya no sé qué hacer con mi hijo, no me obedece, no me entiende, no me hace caso”. Estos padres se sienten desesperanzados; sienten que han agotado todos los recursos para mejorar el comportamiento de sus hijos y son los niños quienes terminan ganando.

Generalmente estos padres se enfocan en ser o demasiado permisivos o demasiado controladores y no han logrado conectarse de manera positiva con sus hijos. La mayor queja que he escuchado de estos padres es que por más que castigan o por más que hablan con sus hijos, ellos simplemente no entran en razón y siguen portándose de la misma manera. Entran en una lucha de poder con los niños y siempre como en cualquier batalla, alguien tiene que resultar ganador o perdedor.

Es importante comprender que disciplina no se trata de ganarle a los niños sino de conectarnos con ellos; nosotros los adultos tenemos esta falsa creencia de que ejercer autoridad significa ponernos por encima de los niños y no dejarnos ganar por ellos; aquí es cuando entran estos adulterismos muy conocidos por todos nosotros: “porque soy tu padre por eso me harás caso”, “porque aquí yo mando” “porque lo digo yo y punto” etc., y en vez de generar cooperación y conexión, generamos sentimientos de enojo y rebeldía en nuestros hijos.

Muchos de los padres que con éxito le han “ganado a los niños” no se han hecho la pregunta: “Si tú eres el ganador, entonces, ¿eso en qué convierte a tu hijo?” La respuesta es lógica: en un perdedor. Y un niño que se siente perdedor difícilmente desarrollará habilidades para tener éxito en su vida.

En vez de “ganarle” a los niños debemos de “ganárnoslos” mediante el respeto mutuo, lo cual invitará a los niños a cooperar más con nosotros. Jane Nelsen en su libro de “Disciplina Positiva” sugiere cuatro pasos para obtener cooperación en los niños:

  1. Expresa compresión sobre los sentimientos del niño. Asegúrate de verificar con él o ella si estás en lo correcto.
  2. Muéstrale empatía sin condonar. La empatía no significa estar de acuerdo, sino que entiendes su percepción. Una buena forma es compartir momentos en los que te has sentido o comportado de esa manera.
  3. Comparte tus sentimientos y percepciones.
  4. Invita al niño a enfocarse en la solución. Pregúntale si tiene alguna idea sobre qué hacer en el futuro para evitar el problema; si no lo hace, ofrécele algunas sugerencias. Pueden hacer juntos una lista de varias soluciones y elegir una que se sienta útil para ambos.

Si seguimos estos pasos de una manera sincera y amistosa estaremos creando una conexión con nuestros hijos y ellos estarán más dispuestos a escucharnos. Te invito a que siempre intentes analizar preguntándote “¿la manera en que me dirigido a mi hijo es alentador o desalentador para él? ¿Lo estoy fortaleciendo? ¿He tomado el tiempo necesario para crear una conexión antes de intentar la corrección? De esta manera podrás ser más eficaz con tus hijos, y sobre todo, crear una conexión armoniosa con ellos.

Dennis Charles

Mamá de dos niñas, psicóloga con Maestría en Aprendizaje y cognición y especializada en neuropsicología infantil, certificada en Discipline Positive Parent Educator y en Encouragment Consult.

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