Por Daniella Monarez
Ser mamá y doctora a la vez, también tiene su lado bueno.
- Sé exactamente cuándo es una fiebre y cuándo no.
- Puedo dosificar exactamente los medicamentos de mi hija de acuerdo a su peso
- Hablo con el pediatra en términos médicos
- Al llegar a casa después de una noche de guardia, mi hija me recibe más efusiva de lo normal.
- Soy muy tolerante con los pacientes pediátricos.
- Tengo un trabajo muy cool.
- Me divierto explicarle a mi hija acerca de los procesos biológicos (a dónde va la comida, porqué vamos al baño, etc.).
- Le enseño mi hija a no tenerle miedo a la visita del doctor.
- Sé exactamente con que especialista dirigirme en caso de necesitarlo.
- ¡Muestras médicas gratis!