Por Alex Campos
Jamás pensé que en mi vida un par de calcetines disparejos cobrarían tanta importancia.
Desde niña reconozco el 21 de marzo como la entrada de la primavera, de hecho, hace dos años esa misma fecha tomaba importancia pues me dirigía al colegio de mis niños con una abejita y una florecita en la parte trasera de mi camioneta.
No sé si perdía de vista el color azul y amarillo que enmarcan la celebración del Día Internacional del Síndrome de Down, si comencé a darme cuenta hasta que mi pequeño Rafael llegó a nuestra familia o si cada año nace un bebé más con un cromosoma extra y esto ha conmovido a toda una comunidad.
Un arma muy fuerte tenemos ahora los padres de niños con alguna discapacidad, que antes no había: Las redes sociales logran generar movimientos enormes, campañas de concientización, unen familias con el mismo diagnóstico a través de todo el mundo, y lo que se logra a través de una fotografía, un post, un enlace es casi mágico.
Tal vez falte mucho para que toda una sociedad de verdad les abra las puertas a las personas con discapacidad, para que los doctores no hagan distinción cuando un niño con Síndrome de Down entra por la puerta de su consultorio.
Debe ser difícil conseguir que en los colegios tengan espacios adecuados para niños especiales, no me imagino aun como sería un colegio VERDADERAMENTE inclusivo, en donde las restricciones de 1 o 2 niños con discapacidad no existan. De algo si estoy segura, somos muchas familias con este Síndrome que cada día se hace más presente en la sociedad. Miles y miles de círculos de amigos, familia, conocidos de aquí y de allá, quienes ya conviven con la idea de que las personas con Síndrome de Down existen y quieren formar parte de este mundo como sus capacidades se los permita.
Como mamá muy nueva en este mundo de cromosomas traviesos y celebraciones de 21 de marzo que cobran cada año más importancia, cada fotografía colgada en la red con calcetines disparejo, cada niña o niño que vi entrando a un colegio con calcetines impares, me llegó directo al corazón.
No hay movimiento pequeño o acción pequeña en la búsqueda de la inclusión, todo agrega, cada persona que los mira y reconoce como parte de una sociedad es una chapa abierta.
Ayer, las redes en todo el mundo se llenaron de calcetines disparejos, de colores y figuras, de frases de respeto y amor.
Este 21 de marzo ya no eran solo abejitas, mariposas y florecitas llenando las páginas, ahora también había muchos calcetines coloridos, ojos rasgados y sonrisas con frases como ES NORMAL SER DIFERENTE.
Somos una sociedad con mucho potencial para desarrollar ciudades inclusivas, comunidades donde las habilidades y dones sean más importantes que las diferencias y la discapacidad. Está bien ser diferente y si alguien me hubiera dicho esto hace 1 año no lo entendería como lo entiendo hoy.
Así que, a seguir en movimiento, a utilizar esta gran varita mágica de redes sociales para encantar, cambiar y convertir a la sociedad. Es difícil entenderlo hasta que te toca, cobra importancia hasta que alguien cercano a ti lo vive.
Seguro hay muchas mamás como yo allá afuera esperanzadas en que el día de mañana su hijo o hija con SD no la tendrá tan difícil como hace algunos años. Me queda claro que el amor mueve montañas y que en este camino NO ESTOY SOLA.